Calidad en el Servicio
jueves 13 de diciembre de 2018, 04:00h
Llevo más de 20 años viajando por trabajo y una de mis prioridades cuando lo hago es escoger el hotel en el que me hospedaré, requisito fundamental para que los días no se hagan eternos cuando estás fuera de casa.
He estado en hoteles de 4/5 estrellas en el que el trato dejaba mucho que desear y como hoy en Madrid en el NH Atocha, un hotelito de 3 estrellas, con un trato exquisito por parte de todos los miembros del mismo.
Es curioso pero sigue sorprendiéndome cuando la habilidad, el buen hacer y la profesionalidad es la nota dominante, cuando debería de ser al revés.
Debería de sorprendernos todo lo contrario, el mal servicio y la poca profesionalidad, pero en la actualidad, sigo alucinando cuando la excelencia, relación precio-calidad, es lo más destacado y me gusta transmitirlo a los involucrados en el proceso.
Y curiosamente veo la cara de satisfacción en las personas cuando les agradeces su profesionalidad y su buen hacer y eso me hace sentirme bien, porque por desgracia, en nuestra cultura, no tenemos mucha costumbre de destacar, los puntos positivos de las personas y enseguida vemos la mota en el ojo ajeno y no vemos la viga en el propio.
Y esta mañana, cuando en el fantástico buffet, le he felicitado a la Sra. Raquel por su buen servicio, he visto una gran muestra de satisfacción en su rostro.
¡Qué bonito sería vivir en un mundo donde las prisas nos dejaran apreciar los pequeños detalles!, ¿verdad?.
Pero muchas veces somos víctimas de las prisas y no nos da tiempo a observar lo que ocurre a nuestro alrededor y menos a agradecer lo que damos por sentado, cuando no debería de ser así.
No deberíamos de olvidar las formas, ya que en mi experiencia profesional he aprendido una gran verdad: no es importante lo que nos sucede, sino el cristal con el que vemos aquello que nos ocurre y lo que hacemos con ello.