Aunque Vox siga al quite del sanchismo, incluso en lo del cupo catalán, el PP ha de permanecer firme en lo acordado: la multilateralidad. Cuando el sanchismo pone tanto interés en quebrar, como sea, tan inteligente estrategia, es que el PP ha acertado plenamente. No deseamos Judas frente a la misma. Deseamos firmeza en su defensa. Incluso -¿por qué no?- saliendo a la calle en todas las Comunidades que gobiernan. Si fallan ahora, en un momento en el que tanto se juega y tan cercano a la gente del común, lo pagarán electoralmente (cfr. Delgado, A ver si ahora nos enteramos, MD). Cada día que pasa, sin embargo, me asaltan más dudas acerca de la firmeza en su defensa. ¡Ojalá libere tales temores!
La importancia de lo que está en juego con el privilegio para los catalanes, que han acordado PSOE y ERC, reside en su contenido. De ahí la oportunidad de reflexionar sobre sus consecuencias: “Vamos a vivir peor. Y nuestros hijos mucho peor” (César Calderón). Lo haré al filo de las recientes declaraciones del Presidente de Andalucía (cfr. El Mundo, 16.09.2024).
El cupo, en primer lugar, romperá la igualdad de trato entre españoles en función del lugar en que hayan fijado su domicilio. Esto es, un español que viva en Cataluña recibirá del Estado un trato diferente al que reciba otro español que viva en cualquier otra Comunidad autónoma, que no sea Cataluña. “Significa, como ha dicho con acierto Moreno Bonilla, que dentro del país habría ciudadanos de primera y de segunda. Es consagrar la divergencia entre la España rica y la España pobre …”. ¡Progresismo puro!
El cupo, segundo lugar, ‘afecta a la suficiencia financiera’ de la mayor parte de las actuales Comunidades autónomas, que se ‘nutre del principio de solidaridad interterritorial’ (Ibidem). Si se aprueba el cupo, al salir Cataluña del régimen común, el sistema, como tal, dispondrá de una porrada de millones de euros menos, que se reflejará necesariamente en la financiación del resto de Comunidades (cfr. Delgado, A ver si ahora… MD). Habrá menos dinero para servicios públicos, como sanidad y educación; para incentivos a empresas o a autónomos a fin de que se instalen en el territorio de la respectiva Comunidad; para políticas de empleo; etc., etc. También desde esta perspectiva se vuelve a ahondar en la desigualdad de trato, al margen de quien ostente el Gobierno en cada Comunidad. E, indirectamente, repercutirá en los ciudadanos individuales. ¡España avanza. Pero, como el cangrejo!
Extraño modo de entender la igualdad que tanto proclama este Gobierno, que se dice, falsamente, progresista. Curiosamente, lo cierto es que la izquierda sanchista “no diferencia entre tratar a las personas de manera igualitaria y tratar de hacer que sean iguales. Lo primero es la condición para una sociedad libre, mientras que lo segundo implica una nueva forma de servidumbre’ (Friedrich A. von Hayek). Los nuevos populismos, de derechas y de izquierdas, atentan, bajo la apariencia de democracia (regímenes autocráticos, verdaderos caudillajes), contra la libertad de los ciudadanos a la vez que les exigen (imponen) una verdadera servidumbre, la tradicional sumisión voluntaria, como en los mejores tiempos de la tiranía (Étienne de la Boétie, Discurso sobre la servidumbre voluntaria, en Nuccio Ordine, Los hombres no son islas). La ley es, en el fondo, sustituida por la voluntad del caudillo de turno. ¡Estoy seguro que esto les suena como muy cercano!
¡Qué lejos, a decir verdad, estamos de una sociedad de hombres libres e iguales! Lo que no queremos asumir, aquello frente a lo cual ofrecemos gran resistencia, consiste en que es así merced a nuestra complicidad. Escuchemos estas palabras De la Boétie, escritas en el s. XVI, verdaderamente proféticas: “Es el pueblo el que se subyuga, el que se degüella, el que pudiendo elegir entre ser siervo o ser libre abandona su independencia y se unce al yugo” (Discurso, pág.29). Merece la pena pararse a reflexionar. Si lo hacemos con un mínimo de rigor, nos daremos de bruces con la realidad. Atrévete a intentarlo y a ponerle nombre. Después, actúa en consecuencia con tu propio diagnóstico.
“El vértice de la pirámide, describe Nuncio Ordine. no podría sostenerse sin una base sólida: en lo más alto está el tirano, un poco más abajo sus cinco o seis consejeros, y después éstos ‘tienen a seiscientos que prosperan bajo su protección’ y estos seiscientos, a su vez, ‘tienen debajo suyo a seis mil, a los que han otorgado privilegios’. Y gracias a este hilo ‘se atan al tirano’ no sólo aquellos seis mil, sino cien mil, sino millones’” (pág. 51). Haz que juegue tu imaginación y déjate sorprender. Pero, sobre todo, ”resolveos a no servir más y seréis libres” (De la Boétie, Discurso, Pág. 31).
Estamos, sin duda, ante una cuestión fundamental. Todos nos jugamos el futuro.
Aceptarlo, sin más, sería una vergonzosa claudicación. Estamos ante un disparate colosal. Nadie está legitimado para rendir ‘miserablemente’ su fuerza al autócrata de turno. Sánchez lo sabe. Por eso, astutamente, busca ahora el apoyo de quienes ha venido despreciando desde el primer día de su presidencia. Se teme que los pueda necesitar y busca atraerlos a su terreno con baratijas económicas. Le será más fácil si negocia bilateralmente (uno a uno, con los distintos Presidentes de las Comunidades autónomas) que si se ve obligado a hacerlo de modo multilateral (con todos los Presidentes a la vez). ¡Alerta, pues. Hay que estar ojo avizor!
La firmeza de Prohens, sin duda, reconforta: ¨No me encontrarán al lado del blanqueamiento de beneficios fiscales y presupuestarios para Cataluña ni de romper la caja común”. El no a una negociación bilateral es contundente. Tampoco se acepta que la independencia fiscal para Cataluña “perjudique a los ciudadanos de Baleares” (Antoni Costa). ¿Qué menos se puede exigir? A nivel de declaraciones, nada que oponer al respecto a ningún Presidente del PP en las Comunidades autónomas en las que gobiernan. A ver si resisten. Es cosa de no dejarse fascinar ni encantar.
La oposición, sobre todo el Partido socialista, ya se sabe. Sumisión total, rendimiento pleno, bilateralidad. Desprecio, sin duda, a los ciudadanos de Baleares. Son capaces de alentar, hasta este extremo llegan, causas tan injustas y discriminatorias como la del café sólo para unos pocos. ¡Qué le vamos a hacer! Hoy por hoy es lo que hay. Armengol sigue dirigiendo el PSOE balear como nos tenía acostumbrados. Desde el sectarismo, desde la posesión de la verdad en exclusiva, desde la irracionalidad más ciega. “Nació teniendo razón. Toda ella está hecha de razón. Pero la sempiterna razón es de hecho tierra quemada, ¿no?” (Amos Oz, Judas, Siruela, 2015).
Gregorio Delgado del Río