Los robos se perpetraban madrugada -entre las cuatro y cinco- empleando siempre el mismo modus operandi: rompían el cristal de la puerta de entrada a patadas y lanzando piedras o adoquines. Ya dentro, se llevaban todo el efectivo de las cajas y los dispositivos PDA.
El Grupo de Robos se hizo cargo de la investigación y en el transcurso de la misma notaron que siempre llegaban en coches sospechosos. Al final, pudieron comprobar que tres de ellos eran robados y que los usaban para desplazarse, pegar el palo y después huir dejándolos abandonados. Los forzaban y hacían un puente en los cables para arrancarlos.
El operativo ha finalizado este martes con la detención de los dos últimos integrantes del grupo. Previamente, en agosto, ya se había arrestado al resto.
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