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Burillo se lanza al ruedo

sábado 05 de octubre de 2013, 10:47h

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Raúl Burillo, que fuera polémico delegado de Hacienda en Baleares entre los años 2006 y 2010, se ha quitado la careta. Colaborará activamente con el misterioso Partido X, de nuevo cuño y orígenes y financiación confusos que se presentará dentro de unos días bajo la incendiaria y mediática bandera de la "lucha contra la corrupción". La Historia es maestra. Cuando hay crisis económica las estructuras políticas se resquebrajan. Y cuando eso ocurre, salen del ropero personajes de misterioso pelaje que intentan sacar provecho de la debacle. Así ocurrió en la Alemania de después de la Primera Guerra Mundial y en la convulsa Francia de los años treinta del siglo pasado con el ascenso de la extrema derecha. En un mundo en quiebra, todo obstáculo que intentase cerrar el paso a los nuevos purificadores era tachado de corrupto. Y lo apartaban. Y si se resistía, lo destruían. Son técnicas harto conocidas desde la noche de los tiempos. En el siglo IV antes de Cristo, Demóstenes, el mejor orador de todos los tiempos, fue forzado al suicidio al ser condenado por corrupto. Nacía la demagogia, la encendida apelación a las vísceras y a los bajos instintos de la gente, sobre todo entre los segmentos más iletrados de la población.

Ahora nace el Partido X . Y Burillo, el implacable Burillo, el incorruptible Burillo se ha subido al palo de la bandera, Será una de las estrellas de este brioso proyecto. Atrás queda su supuesta independencia cuando era delegado de Hacienda en Baleares. En aquellos años se convirtió en martillo de herejes. Utilizó la que por ley tendría que ser exquisita neutralidad de la Hacienda pública para machacar todo lo que molestaba al nuevo orden. Fue el gran filtrador  de datos confidenciales a un medio de comunicación de derecha extrema. Les suministró toda la carnaza que quisieron, y más. Ahora se ve que el insobornable Raúl era uno de los beneficiarios del festín. Aprovechaba los titulares que él mismo generaba para aumentar su cacería contra políticos mallorquines. El maño Burillo le hizo un daño probablemente irreparable a la autonomía balear.  Segó el autoorgullo y el respeto por sí mismos de los mallorquines. Machacó y machacó aborígenes hasta que lo cesaron cuando otros beneficarios de tanta cacería vieron que el delegado zaragozano ya enseñaba demasiado la cresta. Se hartaron de él por figurón.

Ironías o humoradas de la vida: le echaron un 14 de julio, aniversario de la toma de la Bastilla, fecha que lanzó al poder a otro personaje que cuando tocó poder se hizo bautizar con el apelativo de El Incorrutible. Era Maximilian Robespierre, un fanático que transformó su supuesta limpieza en baño de corrupción moral y sangre inocente.

Junto a Burillo, comparte gloria, fama y popularidad en el Partido X otro elemento de dudoso pelaje. No es otro que Hervé Falciani, que ha obtenido un benefició personal enorme a haber denunciado unos 130.000 evasores fiscales en Suiza. Obviamente, Falciani ni ha acabado con Suiza ni con los evasores. Pero sí ha hecho un gran favor a las tramas oscuras que se dedican a eliminar rivales para colocarse ellos.

Hay crisis. Vivimos tiempos de depresión. Y aparecen como setas los justicieros tipo Buriillo. La política da vuelcos y se transforma a un ritmo vertiginoso. Por ejemplo, y desde otra perspectiva, el fiscal Horrach pronuncia conferencias en Menorca y Santa Margalida muy en concordancia idelógica con UPyD, otro partido de supuestas vírgenes verstales y Walkirias que aspira al poder absoluto, que reniega del bipartidismo y de la descentralización del Estado.

Burillo, el nuevo mister X, el ángel exterminador al servicio del  partido del aspa, se ha lanzado al ruedo, presente, cara alta y con camisa nueva. Impasible el ademán nos quiere santificar a todos amenazando, igual como siglos atrás Robespierre amenazaba con la guillotina. Que Dios nos pille confesados.