Novak Djokovic ha sido el gran protagonista de la jornada del viernes en el Masters 1000 de Roma y lo ha sido por un doble motivo: su victoria (ante el francés Corentin Moutet) y el botellazo que recibió en el momento en que abandonaba la pista y se detenía para firmar unos autógrafos a los fans.
Djokovic acababa de tumbar a Moutet por 6-3, 6-1 en un partido en el que tan solo tuvo complicaciones al inicio del mismo.
El serbio había recogido bártulos y se disponía a abandonar la pista cuando se detuvo para firmar unos autógrafos y fue en ese momento cuando recibió un botellazo en la cabeza que le causó una herida.
El tenista se echó entonces las manos a la cabeza y se dobló ante lo que parecía ser una agresión que se comprobó no era tal sino un desafortunado accidente.