Bienvenido Mister Truman
sábado 05 de abril de 2014, 20:56h
Estos días se ha considerado un gran acontecimiento la llegada a Palma del portaaviones nuclear norteamericano Harry Truman acompañado del crucero San Jacinto. Desde diferentes ámbitos se ha recordado que miles de marineros y marines yanquis haciendo puerto suponen una importante inyección de dinero. Y es cierto. Bares, restaurantes, discotecas y comercios se benefician de esta llegada de los muchachos de la Navy.
Hacía tiempo que no venían, entre otras cosas porque el anterior Govern del Pacte mostró su disgusto por la presencia de reactores nucleares y armamento atómico en la bahía. También lo ha hecho ahora el GOB. Sin embargo, el actual Govern del PP, con buen criterio desde su óptica ideológica, les ha dado la bienvenida. Jamás un portaaviones nuclear norteamericano ha dado ningún disgusto en un puerto de acogida de un país aliado. Que gasten lo que quieran nuestros amigos, que la oferta de Palma y términos vecinos es inigualable.
Sin embargo, hay que hacerse también preguntas sobre el fondo de la cuestión de los movimientos de la VI Flota. Aunque -de momento- infinitamente menos que durante la Guerra Fría, vuelve a haber tensión entre Washington y Moscú a causa de la anexión rusa de la península de Crimea. Curiosamente, la Navy ha reaparecido por Palma coincidiendo con este preocupante hecho. En los últimos y pacíficos años, y coincidiendo con el desprecio del Pacte, iban a Tarragona.
Pero ahora que hay tensión, las barras y estrellas han regresado a Palma, bahía considerada como la retaguardia norteamericana en el Mare Nostrum desde los años cincuenta del siglo pasado. Es evidente que la bahía palmesana es un lugar mucho más seguro que la abierta Tarragona en caso de conflicto.
En todo caso, el foco de la tensión cae en el Mar Negro, lejísimos del Mar Balear. Mientras, sólo cabe darle la bienvenida al amigo americano y a sus dólares, tan necesarios ahora en una Palma que lucha por crear empleo y salir de la depresión. Parece seguro que al cada vez más amplio segmento de turistas rusos que vienen a Mallorca no les importa la presencia de la escuadra de combate del Tío Sam muy cerca de sus hoteles. Al fin y al cabo, la oferta mallorquina de ocio, diversión, paisaje y clima inigualables son sinónimo de paz y de concordia para todos. Y eso es lo más importante.