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Bellver, el nuevo bosque urbano de Palma

Por Joan Miquel Perpinyà
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jmperpinyamallorcadiariocom/10/10/25
miércoles 14 de diciembre de 2022, 08:20h

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Cuando el actual equipo de gobierno del Ajuntament de Palma anunció su intención de hacer un bosque urbano en el antiguo canódromo, a mucha gente le asaltó la duda de qué se pretendía hacer realmente. Todo el mundo sabe lo que es un parque, pero hablar de bosque urbano es algo contradictorio, una especie de oxímoron.

Viendo el supuesto bosque urbano del canódromo, según lo han bautizado nuestros munícipes, aunque más parece un parque normal y corriente, nadie en sus cabales podría hablar de bosque urbano sin caer en la exageración. Pero ahí está, para que la ciudadanía pueda comprobar cómo se les toma el pelo descaradamente.

Sin embargo, nadie podía prever que el tripartito de Cort llevaría tan lejos su afán por hacer bosques urbanos en Palma. Desde luego, ningún gobernante con dos dedos de frente se atrevería a asfaltar un camino del bosque de Bellver, con la indisimulada intención de convertirlo en un bosque urbano, por más que nadie haya picado el anzuelo.

Toda intervención en un lugar como el bosque de Bellver debe estudiarse con detenimiento, contar con todos los informes técnicos favorables y, a poder ser, con el beneplácito de la mayor parte de entidades políticas, sociales y vecinales. Eso si se quiere evitar la polémica y la crítica que, en esta ocasión, está más que justificada.

Dice el alcalde José Hila que el camino estuvo siempre asfaltado, lo cual no es argumento para perpetrar la barbaridad ahora cometida, habiendo alternativas mucho más ecológicas y medioambientalmente aceptables, amén de igual de eficaces. Y argumentar que el camino estaba deteriorado, en mal estado y con importantes socavones, que lo hacían incluso peligroso, es igualmente una tomadura de pelo. La lista de calles de Palma en peor estado y que soportan más tráfico que el camino recién asfaltado de Bellver es muy extensa. Les cito sólo una: la calle Mestral de S’Aranjassa.

Lo que resulta más decepcionante, principalmente cuando la aberración proviene de un gobierno municipal de izquierdas, que presume de conciencia ecológica y de sensibilidad medioambiental, es su incapacidad de aceptar la crítica y aún más de rectificar o de asumir ninguna responsabilidad. Siempre en posesión de la razón, inamovibles en sus decisiones, por criticadas que sean y erróneas que los vecinos las perciban.

Mejor hubiera sido que confesaran su intención de hacer del bosque de Bellver un nuevo parque urbano, con sus calles asfaltadas y sus parques infantiles. Al menos se agradecería la sinceridad y que no tomen el pelo a la gente con excusas absurdas. Pero es lo que hay.

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