Colegios, restaurantes, hoteles y discotecas de toda Mallorca se preparan para ser visitados por los personajes más macabros y originales. Y es que, este jueves, miles de ciudadanos celebrarán Halloween, una de las festividades más divertidas y gamberras del año que, en los últimos años se ha consolidado en España tras arrasar en Estados Unidos.
Halloween es una arraigada tradición norteamericana que no deja de crecer en todo el mundo. La palabra procede de la expresión “All Hallow Eve” (víspera de Todos los Santos) y su origen está muy relacionado con esta tradición cristiana, pero también con creencias paganas celtas y romanas que celebraban el fin de la cosecha y el recuerdo de los familiares difuntos: el 'samhain' y el 'mundus patet'.
En Palma, la festividad simbolizada por una calabaza de aspecto tenebroso provoca que las tiendas de disfraces no hayan dado abasto durante los últimos días. "Sin duda, sobre todo durante estos últimos años, Halloween está comiendo terreno a Carnaval. Cada vez son más los colegios y establecimientos que lo celebran decorando sus espacios con temática de terror", comenta Isabel Martínez, dependienta de Eurocarnavales a mallorcadiario.com.
BITELCHÚS, BITELCHÚS, BITELCHÚS
El estreno de la esperada segunda parte de 'Beetlejuice' (Bitelchús en España) ha tardado 36 años en llegar. Dirigida de nuevo por Tim Burton, y protagonizada por Michael Keaton, Winona Ryder, y Catherine O'Hara retomando sus papeles de la primera entrega, junto a los nuevos miembros del reparto, Jenna Ortega, Justin Theroux, Monica Bellucci, Arthur Conti y Willem Dafoe, ha sido clave para que pequeños, adolescentes y jóvenes hayan apostado por el "exorcista de los vivos".
"El disfraz de Bitelchús ha sido el más demandado de este año gracias al éxito de la película", explica Martínez antes de matizar que "muchas chicas siguen decantándose por el de Miércoles Addams". "Otros que también han triunfado son los de payasos terroríficos, que suelen gustar para ir en pareja o en grupo", afirma.
UNA CALABAZA COMO SÍMBOLO
La famosa calabaza de Halloween tiene su origen en Irlanda. Según cuenta la leyenda, un irlandés de dudosa reputación por su afición al alcohol, su tacañería y su egoísmo (Jack O'Lantern) mantuvo un encuentro con el mismísimo Diablo durante una noche del 31 de octubre. Contra todo pronóstico, O'Lantern fue capaz de atrapar al Maligno con la ayuda de unos crucifijos. Una década más tarde, ambos llegaron a un pacto y el Diablo fue liberado.
Pasaron los años y el irlandés falleció. Entonces, no pudo ascender al cielo por una vida llena de pecados. Tampoco descendió al infierno, ya que allí se encontraba el Diablo y aún seguía vigente la promesa de no llevarse nunca su alma.
Así, O'Lantern quedó condenado a una eternidad en ninguna parte, no había cielo ni infierno. Cuentan que el Diablo, para burlarse, le entregó un carbón encendido para que vagara eternamente por la oscuridad. El irlandés colocó este carbón dentro de un nabo, pero con el tiempo los propios irlandeses cambiaron su leyenda utilizando calabazas, ya que con su migración a tierras americanas era más complicado encontrar nabos, mientras que la calabaza estaba mucho más extendida. Este hecho, unido a que son más sencillas de vaciar y utilizar a modo de candil, fue el detonante para convertir a la calabaza de Halloween en el símbolo de la Noche de las Brujas.