Bauzá, la Reina Madre

MARC GONZÁLEZ. Mis lectores mayores de treinta años recordarán sin duda aquella abuelita sonriente que figuraba siempre a la sombra de su hija Isabel II y de su yerno, el ex-juerguista duque de Edimburgo, conocida por todo el pueblo británico como la Reina Madre. Aunque durante la segunda guerra mundial la reina Isabel, consorte de Jorge VI, demostró ser una persona de gran carácter y un apoyo incondicional del pueblo en su resistencia contra la ofensiva nazi, el repentino fallecimiento del rey y el ascenso al trono de su hija en 1952 pronto convirtieron su papel en meramente decorativo.

La Reina Madre tenía fama de tenaz apostadora en las carreras de caballos -lo que parece ser que le hizo perder una fortuna- y, sobre todo, de consumidora habitual de la London Dry Gin, en forma de gin-tonics y, a veces, sin tonic, que para ella debían tener efecto medicinal.

Isabel se granjeó el afecto del pueblo, y sus aficiones mundanas, unidas a su longevidad -murió a los 101 años-, le prolongaron este simpático papel durante cincuenta años.

Bauzá quiere ser nuestra Reina Madre. Ahora dice que el president de les Illes Balears no es un cargo ejecutivo, sino meramente representativo. Hombre, ya sabemos que su entorno decide mucho más que él las directrices políticas del archipiélago, pero lo de que el presidente del govern no tenga funciones ejecutivas es digno de la defensa de Iñaki Urdangarín.

Bauzá, que es farmacéutico, no abogado, se ha rodeado de una corte de asesores jurídicos y de imagen que no se la deseo yo ni a mi peor enemigo. El artículo 11 de la Llei del Govern de les Illes Balears relaciona hasta 17 funciones ejecutivas del president como director del govern, y el artículo 15 señala que el ejecutivo actúa bajo las directrices del president y que éste -menudo descubrimiento- forma parte del mismo.

Relaciono estas obviedades -algún colega va a pensar que me he vuelto gilipollas- por si alguien lego en derecho alberga dudas.

Semejante majadería sólo puede responder a un cambio en la estrategia de defensa en el asunto de la posible -ahí no entro ni salgo- incompatibilidad de su cargo. Después de haber afirmado que los rendimientos de su farmacia eran patrimoniales, hubo de rectificar a toda prisa tras "transparentar" su declaración del IRPF, en la que obviamente constan tales rendimientos como propios de la actividad profesional de un boticario. Las facturas van encabezadas con su nombre y su nif, para entendernos.

Pues bien, alguien debió pensar que, si Bauzá era un profesional farmacéutico, la solución para rehuir la exigente ley de incompatibilidades aprobadas por su predecesor Cristòfol Soler era decir que el president es, en cambio, un cargo honorario sin poder ejecutivo, algo así como el heredero al trono de Francia, el Conde de Barcelona, el portero del Milán o la mismísima Reina Madre.

Ahora sólo falta que sus sesudos asesores le aconsejen que aparezca en público soplándose un pelotazo de ginebra, para dotar de credibilidad a su nuevo papel. Le aconsejo la Bulldog con cáscara de naranja, bayas de enebro y tónica a la pimienta rosa. Nada de pepino, por supuesto.   

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