Bauzá deja huella

El presidente del PP de Balears, José Ramón Bauzá, ha anunciado la convocatoria de un Congreso Extraordinario para antes de las elecciones generales. Es su respuesta al mal resultado electoral obtenido por los populares en las municipales, a los Consells Insulars y al Parlament. Bauzá asume así su responsabilidad y serán los afiliados quienes deberán decidir lo que conviene hacer.

Bauzá, pese a todo, ha sido un gestor eficiente que se ha movido en los extremos. Ha sido duro y no le ha temblado el pulso a la hora de tomar decisiones. Ha sido el que más y también el que menos. De la misma forma que ganó la mayoría absoluta, la perdió. Con igual contundencia. Ya se han citado los errores en su gestión, por lo que no procede ahora insistir en ello. Pero es un ejercicio de justicia reconocer sus aciertos, que no han sido pocos, en materia económica.

Ha sido perseverante, ha soportado con notable estoicismo las embestidas de sus adversarios políticos, de los medios de comunicación críticos con su gestión. También ha sido capaz de corregir ciertos defectos y ha aprendido de sus errores, que ha tratado de superar en la medida de la posible, sobre todo al final de la legislatura.

También hay que reconocerle su determinación por regenerar el Partido Popular evitando que hubiera imputados en las listas electorales (medida que le ha causado no pocos problemas internos) y su apuesta personal por la elección del presidente del partido a través de primarias abiertas a todos los afiliados, entre otras medidas. Sin embargo, pese a revertir una economía en recesión y lograr cifras de crecimiento récord, se comprueba que los electores no premian el trabajo hecho, sino las expectativas.

José Ramón Bauzá ha decidido tomar el toro por los cuernos y asumir su responsabilidad ante el mal resultado cosechado el domingo, al igual que han hecho otros candidatos del PP, como Fabra, Aguirre, Tadeo y Serra. Porque la realidad inapelable en política es que los errores se pagan. No hay clemencia ni segundas oportunidades. Los aciertos ahora ya no cuentan.