El 93 por ciento de los lectores de mallorcadiario.com considera que las playas de la isla no están suficientemente limpias este año. Es el dato con el que concluye la encuesta realizada por este digital durante la semana pasada y que, al margen de la precisión demoscópica de este tipo de consultas -en las que sólo contestan quienes lo desean-, viene a coincidir con una percepción muy extendida entre muchos ciudadanos de Mallorca.
En las últimas temporadas, plásticos, colillas, residuos, objetos abandonados... se han convertido en parte del paisaje habitual de las playas de nuestra comunidad, incluidas aquellas de mayor renombre y fama internacional. Al margen de episodios puntuales como los vividos el pasado verano en Es Trenc o en Sa Calobra -con la polémica sobre las competencias de recogida de basuras como trasfondo-, el aspecto de muchas playas de las islas no es el que corresponde a uno de los principales destinos turísticos del Mediterráneo.
A esta suciedad se suman, por un lado, la no recogida de los restos de posidonia expulsados a la costa -sobre cuya bondad medioambiental existe una seria polémica- y, por otro, los vertidos de aguas fecales y de aguas de torrentes sin depurar que acaban en el mar cuando llueve algo más de lo normal. Esta última circunstancia se ha convertido ya en algo habitual en enclaves como las playas de Ciudad Jardín y Can Pere Antoni, de Palma, donde la insuficiencia de infraestructuras de depuración provoca un serio problema de salud y de imagen pública.
La acción para frenar esta suciedad tiene que arrancar, en primer lugar, de los propios usuarios. Aquellos que acuden a la playa deben acostumbrarse a retirar los residuos que generan y cuidar el aspecto y la limpieza del lugar. Paralelamente, las administraciones -Govern, Consell y ayuntamientos- han de disponer todos los recursos posibles para evitar esta contaminación en la medida de sus competencias: desde aplicar planes de saneamiento de las aguas, depuradoras y reparación de emisarios submarinos, al despliegue de equipos de limpieza y recogidas de residuos.
Antes que algunas de las medidas adoptadas por las nuevas administraciones -no pocas alejadas de las necesidades reales de los vecinos-, correspondería acometer este tipo de mejoras. En juego está la imagen y la conservación de un entorno natural privilegiado que, además, es el principal atractivo para que millones de visitantes acudan a Baleares cada año.