Desde el 2015 cuando Ada Colau fue investida alcaldesa de Barcelona llevamos escuchando desde los medios madrileños el run run de que Barcelona está fatal, que si está sucia, que si los manteros lo invaden todo o que si la delincuencia está haciendo de la capital catalana una pesadilla. Por si fuera poco con todo lo del “procés” y más desde el 1-O nos vendieron que si no hablabas catalán no eras bien recibido y que el turismo estaba huyendo en masa (casualmente a Madrid) porque los independentistas estaban hundiendo Barcelona en la miseria.
Pues este fin de semana fui con mi marido a Barcelona en plan turismo y relax y permítanme que les diga que me he encontrado con una ciudad más viva que nunca. A rebosar de turistas. Infinitamente más limpia que Madrid y ya no te digo Palma. Una ciudad tan insegura como cualquier otra gran capital europea. Una Barcelona hospitalaria, cosmopolita y plurilingüe. Estando ahí te das cuenta de todo el daño que hacen desde sus atalayas mediáticas las anarosas, las grisos, los eduardosinda o los alrojovivo varios que llenan las cadenas televisivas. Esta campaña de desprestigio que parte de los mismos políticos no les debería salir gratis a sus autores y voceros. Yo les digo que si viviese en Barcelona y tuviese que escuchar las barbaridades que dicen de mi ciudad yo también me querría independizar de esta España antipática, manipuladora y centralista.
Esta España monolingüe y monotemática es la misma que critica al niño Miquel Montoro porque según ellos no habla un español aceptable según su más que discutible criterio. Es curioso que los que en redes sociales critican a Miquel y de paso al sistema educativo balear son los mismos que a pesar de vivir en una tierra bilingüe no hablan ni escriben en catalán (o mallorquín) ni una décima parte de cómo escribe y habla Montoro en español. Dan lecciones los que más tienen que callar. El auge del españolismo más rancio se les está yendo de las manos a los señoros del “trifachito” y está dando alas a demasiados hooligans que hacen de su catetismo su bandera y con mucha bandera tapan sus carencias y vergüenzas. En fin, aún nos queda mucho por ver.