Banderines, banderas y banderolas

Vivimos tiempos turbios en lo político y en lo económico. Nunca como ahora habíamos pagado tanto en la factura de la luz y del gas. Es insoportable ver como crecen a lo bestia los beneficios de las eléctricas mientras al españolito medio le cuesta sudor y sangre llegar a final de mes rebosante de miedo a encender una miserable bombilla. No hay manera lógica y racional de poder explicarle al pueblo que mientras se le pide apretarse el cinturón las cuentas de las empresas eléctricas, casualmente cementerio de viejas glorias políticas, estén más boyantes que nunca. A lo mejor no fue tan buena idea en su momento lo de privatizar empresas estratégicas para cuadrar las cuentas y dando por buenas las políticas liberales que se están demostrando como contrarias al bien común. Está en manos del Gobierno lo de meter en vereda a las eléctricas y si no entran en razón tomar medidas drásticas. La pobreza energética debería ser una prioridad absoluta.

Como inaguantable se está volviendo el precio del alquiler y venta de las viviendas que está echando a los habitantes de sus casas bajo el pretexto de la libre competencia y de la ley de la oferta y demanda. No puede ser que vengan los habitantes del norte de Europa y se queden con nuestras casas pagando precios prohibitivos que aquí no nos podemos permitir. No vale todo y es que debe primar el bien común antes que el beneficio de unos pocos afortunados. Si hay que limitar la venta a extranjeros pues se limita. Hacen falta gobernantes valientes que no se dejen amedrentar porque cuando lo hayamos vendido todo a lo mejor ya será demasiado tarde. Se ha demostrado que no bastaba con prohibir los alquileres turísticos. Fue una medida acertada aunque insuficiente. Hay que obligar a los propietarios a sacar al mercado sus propiedades y limitar de alguna manera los precios. Hay que ver como se les llena a algunos la boca de Constitución y 155 cuando se trata de banderas y banderolas y como se les olvida cuando se les recuerda aquello de “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación”


No nos engañen más ni nos hagan perder el tiempo. Hablemos de lo que realmente importa que es del coste de la vida y no de banderitas, momias dictatoriales y nacionalismos varios. Un patriota de verdad es el que se preocupa del bienestar de todos y no sólo de los “suyos”. Las diferentes Españas se parecen mucho más en sus defectos que en sus escasas virtudes. No dejemos que las banderas nos impidan ver el bosque.