Era cuestión de tiempo. Después de varias temporadas operando en Ibiza, las 'bandas del Rolex' han desembarcado con fuerza en Palma. En los últimos meses, la capital balear ha asistido a un aumento notable de los robos de relojes de alta gama mediante asaltos a plena luz del día.
El caso más sonado del verano lo ha protagonizado el fiscal superior de Baleares, Bartomeu Barceló, quien sufrió un atraco en pleno centro de Palma a mediodía. Pero ha habido más casos, en los que mayoritariamente las víctimas eran turistas.
Ante este aumento, la Policía Nacional organizó rápidamente un buen equipo de trabajo sobre el terreno y en tan solo diez días detuvieron a siete personas, la mayoría de origen napolitano, involucradas en tres asaltos. Además, todos los relojes fueron recuperados y devueltos a sus propietarios.
Es innegable que la imagen turística va unida íntimamente a la seguridad. Una mala experiencia -y más el robo con violencia de un bien tan valioso- no sólo arruina las vacaciones de la víctima sino que perjudica considerablemente la promoción del destino fuera del país. Barcelona, con un repunte de la violencia callejera este verano en los titulares de la prensa internacional, es un buen ejemplo.
Por ello, ante esta sucesión de atracos y su posterior resolución, cabe felicitar a la Policía Nacional por su eficacia y compromiso con el bienestar de los ciudadanos.