La fisonomía de las ciudades está cambiando. No solo cierran negocios históricos que no pueden resistir en envite de franquicias internacionales sino que basta dar un paseo por las ciudades para percibir el continuo cierre de oficinas bancarias, ubicadas antaño en atractivos locales. Esta continua desaparición es síntoma de que la banca no es el negocio floreciente que era antes.
En concreto, 9 de cada 10 bancos europeos no son rentables. Lo acaba de afirmar Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo. El dato es relevante y es un reflejo sobre los cambios que se están dando en el sistema financiero. Y de los que vienen.
La vertiente humana de este cierre de oficinas muestra un lado trágico: una serie interminable de despidos. La banca europea ha despedido a medio millón de empleados desde que se inició la crisis. La entidad HSBC pretende despedir a 10.000 empleados más y Deutsche Bank a 18.000 empleados. En España solo en Banco Santander y La Caixa han despedido a 5.200 trabajadores.
Las causas de la crisis bancaria son variadas. Los bajos tipos de interés no ayudan. Los bancos se dedican a muchas cosas pero su negocio principal es prestar dinero, es decir, cobrar un tipo de interés más alto por dejar dinero que el que paga por obtener el de los ahorradores.
Otra amenaza es la expansión de la banca online, aquella que no tiene oficinas y, por tanto, carece de grandes costes de estructura y puede permitirse no cobrar comisiones.
Pero los bancos cierran no solo por lo que ven hoy sino porque anticipan lo que vendrá mañana. Lo que se avecina es una crisis, o la continuación de la que se inició en 2007, aún no superada. Una crisis de liquidez pondrá a prueba el sistema financiero. Un 90% de los bancos durarían menos de dos meses con una crisis extrema de liquidez, según el Banco Central Europeo.
Pero existe una razón que lo va a cambiar todo en el mundo financiero. La expansión en la adopción de las criptomonedas puede transformar el sistema financiero tal y como lo conocemos. Las criptomonedas permiten abaratar las transacciones entre personas y agilizan el envío de dinero a cualquier parte del mundo, quedando todas las operaciones recogidas en un registro público e inmutable. Todo sin bancos. Solo con un teléfono móvil.
Lo sorprendente de las criptomonedas es que, de repente, podrán participar de la economía mundial unos 2.000 millones de personas que hoy no tienen acceso a los servicios bancarios.
Ana Patricia Botín dijo que los bancos son las arterias de la economía. Si éstas se colapsan, la economía está llamada a desaparecer, tal y como la conocemos. Por suerte, Satoshi Nakamoto nos hizo un regalo hace diez años: La tecnología blockchain y Bitcoin, el auténtico, el que mantiene su protocolo original, es decir Bitcoin SV, que llegó para democratizar, abaratar y extender el sistema financiero a todos los habitantes del planeta. Y nos hizo semejante regalo sin pedir nada a cambio. Solo con el deseo de mejorar el mundo. Craig Wright, alias Satoshi, no creó Bitcoin, como se piensa, para derrocar bancos ni gobiernos. Lo hizo para que, tanto unos como otros, se comportasen de manera honesta y transparente. Porque Bitcoin SV está dentro de la ley y las transacciones que no sean legales se destaparán si se hacen en su red. Bitcoin desincentiva el crimen, la corrupción o la extorsión porque las operaciones ilegales dejan rastro y pueden ser perseguidas. Sí, dejan rastro. El auténtico Bitcoin es privado pero no anónimo.
Gracias Craig Wright por ofrecernos la posibilidad de tener un mundo mejor. Un mundo dominado por personas honestas. Gracias Satoshi.