La decisión del gobierno de Boris Johnson de imponer una cuarentena a quienes entren en el Reino Unido -incluidos los propios ciudadanos británicos que regresen de sus vacaciones- ha caído como un jarro de agua fría sobre un sector turístico balear que ya soporta una temporada reducida a causa de la pandemia. El impacto de la medida sobre el mercado británico -el segundo en importancia en las Islas- es notable ya que significa la práctica imposibilidad de que los ciudadanos del Reino Unido opten por España como destino.
Las reacciones no se han hecho esperar. Govern balear, hoteleros y touroperadores se han movilizado para presionar al Gobierno español a fin de que negocie con el ejecutivo de Johnson el establecimiento de un corredor seguro que evite a los británicos que viajen a Baleares guardar la cuarentena. De momento, Baleares y Canarias han sido excluidos de la lista de territorios a los que el gobierno británico recomienda no viajar, donde sí figura el resto de España. Pero la obligación de la cuarentena imposibilita tal opción, por mucho que TUI haya decidio mantener, de momento, sus vuelos a Baleares.
Con esta decisión, el gobierno del Reino Unido modifica la orden que levantó el pasado 6 de julio cuando retiró la cuarentena a quienes llegaban de España y lo hace sin previo aviso, alertado por el elevado número de rebrotes de coronavirus que se han producido en España en las últimas jornadas. En España, la incidencia de nuevos contagios contabiliza 37,9 casos por cada 100.000 habitantes, frente a los 14,1 del Reino Unido. En Baleares, sin embargo, esta incidencia baja hasta los ocho casos por cada 100.000 habitantes; es decir, la propagación de la enfermedad durante los últimos catorce días en las Islas es prácticamente la mitad que la del Reino Unido.
Estos datos deben ser comunicados a las autoridades británicas y deberían servir para que se pueda establecer un corredor sanitario entre el Reino Unido y las Islas. Ayuda, además, la experiencia piloto que se desarrolló con éxito a medidos de junio y que permitió la llegada a Baleares de varios miles de turistas alemanes a fin de comprobar los protocolos de actuación en aeropuertos y hoteles.
El Gobierno central debe volcar todos sus esfuerzos en lograr que la comunidad balear sea identificada por el gobierno británico como un destino sanitariamente seguro, estableciendo corredores que no obliguen a guardar la cuarentena. Y debe hacerlo con celeridad, sin poner en riego una temporada que en Baleares, aunque tímidamente, ya había empezado a reorientarse.