Baile de máscaras

En un baile de máscaras ¿quién es quién? Chicos y chicas quieren relacionarse, conocer a otras personas, gente nueva, estimulante, que coincida en aficiones, de su misma edad. Todo muy lógico y acorde con el período de edad en que se encuentran.

Muy lejos de un escenario idílico, las redes sociales llámese Twitter, Tuenti o Facebook entre otras, se han convertido en el plano escenográfico donde detrás de un nick o seudónimo puede encontrarse una adolescente de doce años o un pederasta de cincuenta. Según una encuesta de Norton Security el 41% de los jóvenes afirma que algún desconocido ha intentado añadirle a su red de amigos y que el 10% ha intentado concertar una cita fuera del espacio virtual.

Las redes sociales parecen el hábitat idóneo para estos cazadores de víctimas inocentes, que han dejado los parques y puertas de colegio. El llamado gromming, es  un sistema utilizado por pedófilos y pederastas, que consiste en ganarse la confianza de los menores de edad por internet para finalmente obtener favores sexuales.

El nuevo tipo de depredador busca en los perfiles de las redes sociales a los jóvenes que después convierte en sus víctimas. Como en un baile de máscaras se disfraza de adolescente, utiliza el mismo lenguaje que ellos, le habla a su víctima de los problemas en casa, que por supuesto coinciden en todo con los suyos, e intenta ganarse la confianza de su víctima. Una vez que obtiene el interés, establece comunicación por chat privado. Lo siguiente puede ser cualquier petición, desde que se desnude delante de la cámara a que le envíe fotografías pornográficas. Una vez obtenido el material, viene el chantaje, bajo la amenaza de distribuir las imágenes entre sus compañeros, padres o profesores, mantiene al menor controlado y lo que es peor, en silencio.

Como colofón Facebook, acaba de aprobar que los usuarios adolescentes puedan compartir sus contenidos públicamente, hasta ahora los menores de 18 años solo podían compartir contenidos con sus amigos, de ahí que los pedófilos se disfrazaran de “abuelita” cuando en realidad son el lobo feroz. Si ahora el acceso es más fácil ¿ Que va a ocurrir?.

Para solucionar o paliar este grave problema, ha surgido una plataforma que solicita se apruebe una ley para evitar que los niños y menores, mientan sobre su edad cuando acceden a cualquier red social. ¿Cómo? Mediante la obligatoriedad de que al abrir una cuenta se deba facilitar el DNI o número de Pasaporte, con la consiguiente multa económica en caso de no cumplir con ello o permitir un uso indebido de la identificación  personal. Tan culpable es el que miente como el que solapa. Parece mentira que para comprar tabaco, acceder a una discoteca o beber alcohol se solicite el DNI y para algo que puede poner en peligro la seguridad de nuestros hijos, sencillamente no se haya pensado.

En palabras de Gema Izquierdo promotora de esta plataforma: “no solo tenemos derecho a quejarnos, tenemos la obligación de cambiar lo que sabemos perjudica a nuestra sociedad”. No puedo estar más de acuerdo. Si quieres sumarte a esta iniciativa puedes acceder mediante este enlace.

http://www.change.org/es/peticiones/ministerios-de-interior-educacion

Reflexiona, los niños y jóvenes se sienten protegidos detrás de esa personalidad ficticia que se crean en las redes sociales, se consideran lejos del mundo real, pero no están preparados para manejar las argucias de los pederastas que son personas adultas y con más experiencia que ellos en el arte de engatusar.

Y ya que hablamos de redes sociales y argucias, sería interesante también plantear a las autoridades un mayor control sobre lo que se dice en ellas, me refiero a insultos, acusaciones e incluso difamaciones. En estos medios de comunicación la impunidad campa a sus anchas, se puede decir cualquier cosa y lo peor, en caso de que se diga una mentira o se levante un falso testimonio, no hay consecuencias. Como diría mi abuela: esto es libertinaje, no libertad de expresión.