Aviso a navegantes
jueves 17 de julio de 2014, 15:30h
Los viajeros de la ciudad de Caracas, tendrán que pagar por respirar. Ésta era la noticia con que nos sorprendía una vez más el gobierno venezolano. Bueno, tanto como sorprende, no, porque ya nada parece imposible en un país donde reina una dictadura camuflada.
La noticia además de insólita, está acompañada de otros “detalles” que en aquel país se pasan por alto, por ejemplo que es un impuesto para todos aquellos que circulen por el aeropuerto Simón Bolivar y aunque se ha vendido como algo especial porque el aire estará enriquecido con ozono – a ver quién es el viajero que se pone analizarlo- algunos periodistas ya han alzado su voz para recordar que en ese mismo aeropuerto, circulan los perros y los baños no tienen agua. Pero está claro que el “castigo” económico es para todos aquellos con poder adquisitivo, pues el impuesto se cobrará solo a los que vayan a circular por la zona internacional, así que en principio se podría decir que pueden permitírselo.
No entraré en cuestiones de otro país, que total, parece no tener remedio. A la gente mientras le regalen una tele para atontarse ya le va bien todo, es cuestión de prioridades. Lo primero que me viene a la imaginación es a Pablo Iglesias y su creciente “Podemos” en el gobierno central, ya lo veo aprobando una ley como ésta en el aeropuerto Adolfo Suárez o en el de Son Sant Joan.
Sí, es posible, si se lo permitimos, no solo porque como partido parece estar consolidándose, sino porque para ellos sería normal un impuesto como éste dado que todos los que viajamos somos ricos, según ellos. Debería asustarnos que personajes como éste puedan llegar al gobierno o como mínimo que puedan tener cierta relevancia. Me preocupa que nos quieran convertir en una dictadura de izquierdas.
Hay una gran cantidad de personas que les votan o que están pensando en hacerlo, pero que no tienen ni idea de lo que hay detrás, entiendo que estamos todos decepcionados de la clase política, que los partidos generalistas no han dado muestra de preocupación por sus conciudadanos, pero eso no debe ser motivo para lanzarnos a la aventura de aprobar un partido que apoya a dictadores, pretende controlar los medios de comunicación y según ellos repartir la “riqueza”. Sería conveniente que fuésemos conscientes del valor que implica elegir a uno u otro partido. Pero hasta que no tengamos claro que somos nosotros quienes decidimos, que esa decisión como todas en la vida tiene consecuencias y que puede costarnos muy caro, las cosas no cambiarán en este país. Hasta que no cojamos las riendas con serenidad y plena madurez, iremos dando tumbos a un lado o a otro como una mujer que enamora de cualquiera. Después, no nos lamentemos porque nos decepcionan.