Frederiksen explicaba a los diputados daneses una nueva ley que prohíbe a los circos usar ciertos animales exóticos.
La primera ministra recordaba a los parlamentarios que su Consejo de Ministros acordó comprar cuatro elefantes -Ramboline, Lara, Djunga y Jenny, los últimos paquidermos para espectáculos que quedaban en el país- pero también tuvo que adquirir un camello, de nombre Ali, porque era "el amigo inseparable" de uno de los anteriores.
La explicación provocó las risas de Frederiksen, que acabó contagiando a los diputados hasta convertir a la Cámara en una carcajada colectiva.