Como cada mañana despierto con canal 24 horas, salgo a mi jardín en la Selva Negra y hace un frío gélido terrible y es 28 de marzo, pero el cielo se ve, que no es poco, hoy no está cubierto de nubes, como suele ser habitual, aunque lo cierto es que este invierno ha llovido muy poco.
Conecto mi APP climatológica, sin ella estaría muerta, y veo una oscilación de 3 a 20 grados y pienso: “será porque es Alemania”. Pero no, escucho el telediario y hablan de la nieve en Madrid, del primer día de la primavera, de las tormentas de lluvia que no paran de caer en Palma y del temporal en Galicia.
Y las temperaturas oscilan como si de un yo-yo se tratara, entre 7 a 22 grados, ¿se ha vuelto loco el clima?.
Soy yo o parece que el clima ya no es previsible, aunque nunca lo fue mucho, pero ahora parece ser una lotería trabajar como “mujer/hombre del tiempo”. ¡Estos y los estadistas bursátiles pueden darse la mano!.
Comienzo a ver inundaciones en Perú, catástrofes climáticas en medio planeta y me pregunto si realmente no nos estamos cargando nuestro globo terráqueo, como dicen los expertos.
Los inviernos cada vez son más fríos y largos y pasamos a unos veranos calurosos, donde incluso aquí tenemos algunos días de 40 grados.
Por no hablar del concepto “tiempo”. Este domingo cambiaron la hora, ¿para qué me preguntó yo, ¡si da la sensación que los días tuvieran 20 horas en lugar de 24.
¿Me lo parece solo a mi o se han dado cuenta que las horas del día no nos llegan para nada?.
En mi despacho de Coaching mis clientes repiten que no saben gestionar el tiempo y que las horas se pasan rapidísimo, que parecieran que se hubieran olvidado de vivir.
Pero este concepto cada vez se repite más y más por lo que me hace pensar que nuestro tiempo ya no es el que era y que nuestra medición del mismo comienza a ser algo inútil.
Muchos clientes en el despacho me hablan de la ansiedad de no llegar a nada y de tener siempre prisa y llegar tarde a todas partes.
Todo esto me hace reflexionar sobre cómo debemos de aprender a adaptarnos como animales que somos a estos cambios climáticos y temporales y debemos aprender a mudar nuestros hábitos para adaptarnos a la nueva realidad que tenemos hoy en día.
Sin lugar a dudas, solo de esta forma conseguiremos tener una pequeña sensación de sosiego y tranquilidad.