Y la ultraderecha llegó a España. Un fenómeno idéntico a los que han ido aconteciendo estos últimos años en Europa. Solo que aquí llega más tarde y más débil. Un anticipo de lo que puede venir. Vox congregó nada menos que a 10.000 personas en el Palacio de Vistalegre y, pese a que las alarmas se han encendido en todo el aparato mediático, convendría matizar un poco la alerta.
Analizando el último CIS de septiembre 2018, tan solo un 0,9% del electorado español votaría a esa formación. A ello se le suman las dificultades que añade la circunscripción electoral, en este caso, provincial para los comicios del Congreso. Y les decía al principio que maticemos las alertas y sentemos la cabeza con datos. Que la alerta suene, nos debería hacer preguntar dos cosas. La primera de ellas es si es un fenómeno local, o tiene envergadura internacional. El fenómeno de la extrema derecha que se realza sobre las características del populismo, la antiinmigración, el autoritarismo y el patriotismo. Y está presente en muchos países, donde ya forma parte de equipos de gobierno y adquiere mayorías bastante más consistentes. Por tanto, es una corriente que no solo sucede en España. Y la segunda pregunta, a la que nos referíamos, debería ser el motivo de los apoyos a formaciones que están en las antípodas de la moderación y el centro político. Buscar las causas por las que Vox conecta con un público determinado.
La polarización de la política española facilita que formaciones que defienden la confrontación triunfen y se vean beneficiadas del momento del país. Pese a ello, hay un problema de raíz bastante importante que es el descenso del poder adquisitivo de la clase media y sus problemas aparejados: dificultad de acceso a la vivienda, inestabilidad laboral e incertidumbre ante un panorama que pese a la recuperación económica no augura grandes esperanzas.
Eso nos compete a todos y nos obliga a buscar un proyecto ilusionante que defina unos objetivos, unas metas plausibles y a la vez motivadoras para que las formaciones ultras y populistas no consigan embaucar a una parte de la población que hoy en día se siente desprotegida. Tenemos el deber de darles una respuesta y una cobertura.