El Gobierno de Pedro y Pablo en boca de Adriana Lastra ha anunciado que en la próxima reforma del Código Penal que promete traer mucha cola van a incluir como delito la apología del franquismo, algo que llega con 43 años de retraso. España siempre ha sido diferente para todo, incluso para loar dictadores una vez muertos. Mientras en Alemania hacer apología del nazismo es algo impensable y bastante punible aquí tenemos fundaciones franciscofrancoquetieneelculoblanco, calles y plazas en honor al dictador y a sus amigotes que para algunos eran unos cachondos y unos patriotas de tomo y lomo, permitimos que los ultras salgan a la calle con la bandera del pollo y el brazo en alto y por si fuera poco en las últimas elecciones un partido fascista y nostálgico del franquismo ha sacado mogollón de diputados y un 15% de los votos.
La idea es buena y la intención seguramente mejor aún pero habrá que ir con cuidado porque vivimos en un país en el que los del partido ultra arrasaron en las últimas elecciones en cuarteles militares y de la guardia civil, entre policías nacionales “a por ellos oeee” e incluso en la misma Zarzuela y curiosamente estos señores son los que tienen las armas y los que en un plis plas te sacan los tanques a la calle y nos la lían parda que ríete tú del 23F y todo aquel teatrillo. Un país que tiene un rey que es hijo de otro rey que colocó el propio Francisco Franco lo tiene complicado para soltar lastre de una herencia tan envenenada. Un país en el que los herederos del franquismo son la “nueva” derecha radicalizada va a tener que batallar bastante para sacar esta reforma adelante. No va a ser fácil pero hay que intentarlo.
Hacer apología del franquismo debería estar penado de la misma forma que lo es hacer apología del terrorismo y a la mayoría le parece correcto y de lo más normal del mundo. Si un señor chino o de Despeñaperros quieren montarse un bar franquista que lo hagan en su casa para invitar a sus amigotes pero no en lugares públicos. Si algún chalado quiere cantar el Cara al Sol que lo haga en voz baja y en la ducha pero no en la calle para intimidar y asustar a las personas decentes y demócratas. Es hora de retirar definitivamente las placas de calles dedicadas a asesinos y carniceros varios. Es hora de tirar abajo el monolito de Sa Feixina para que los fans del Capitán Posidonio no tengan lugar de peregrinaje. Es hora de pasar página y no nos olvidemos de lo más importante, es hora de educar en libertad, respeto y valores democráticos.