Adiós a la planta de Coca-Cola

Es una lástima que la planta embotelladora de Coca-Cola cierre sus puertas en Palma. Manda la dictadura de los mercados y la adaptación a los nuevos tiempos. Las nuevas tecnologías y medios de transporte permiten una producción más centralizada. Le ha tocado el turno a la planta mallorquina, que estaba a pleno funcionamiento desde los años sesenta del siglo pasado ofreciendo un notable servicio a una sociedad que siempre ha aceptado este producto, auténtico símbolo internacional del dinamismo de los Estados Unidos, país que inventó este singular y complejo refresco, de fórmula secreta y mítica.

Coca-Cola llegó a Mallorca en los años treinta, durante la República. Luego se retrajo a causa de los acontecimientos bélicos que azotaron España y el Continente. Pero a partir de los años cincuenta se reintrodujo con gran fuerza, tanto des de una perspectiva comercial como simbólica. En Mallorca ha acompañado el impresionante desarrollo turístico vivido en las últimas décadas. El producto se seguirá distribuyendo de ahora en adelante, pero se habrá perdido la entrañable relación que supone la presencia de su planta embotelladora, visible cada día para miles de ciudadanos junto a la autopista del aeropuerto.

Coca-Cola ha demostrado una gran vocación de imbricarse en la sociedad, comenzando por sus famosos concursos de redacción para escolares. Llegan nuevos tiempos.Y estos implican la pérdida en Mallorca de una parte de su tejido industrial. Es una mala noticia. Los empleados de su planta palmesana han dado sobradas muestras de excelente profesionalidad. Y el servicio ofrecido a Mallorca es incuestionable.

Cabe esperar, no obstante, que en el futuro, y cuando vengan tiempos mejores, vuelva una presencia más activa de Coca-Cola. Sería una gran alegría para todos.