La acumulación de obras pendientes a pocas semanas del inicio de la temporada turística crece. El último episodio es el nuevo retraso de las obras del paseo de Cala Gamba, en Palma, donde la degradación se ha ido apoderando del propio paseo, del carril bici y del muro de contención junto a la costa. En este caso, el retraso de ha debido a las discrepancias puestas de manifiesto entre el Ayuntamiento de Palma y la Demarcación de Costas -dependiente del ministerio- sobre quién era la administración que debía ejecutar las obras.
Los trabajos deberían haber comenzado en noviembre último; pero cuatro meses después siguen a la espera. El Ayuntamiento confía en poder acometer las obras esta semana, aunque posteriormente endose a Demarcación de Costas la factura de los 185.000 euros correspondientes. Mientras tanto, la indignación de los vecinos ha ido en aumento sin acabar de entender muy bien cómo un debate burocrático puede desembocar en un perjuicio para la zona que se ha prolongado demasiado tiempo.
Demarcación de Costas suma la indignación de Cala Gamba a la de los 31 municipios de Mallorca afectados por la tormenta Gloria el pasado mes de enero. Los múltiples destrozos son todavía evidentes en paseos marítimos y en playas que quedaron sin arena. Ahora, con la temporada turística a la vuelta de la esquina, el Gobierno no acepta declarar las obras como emergencia. Tampoco se compromete a costearlas si los municipios no aceptan alejar los paseos marítimos de la línea de costa y si optasen por costearlas directamente, los consistorios deberían tramitar antes su titularidad municipal. En todo caso, más meses de aplazamiento para unas obras que son necesarias en semanas.
Exceso de burocracia, falta de compromiso, desidia... Los afectados buscan razones que expliquen esta situación. Mientras tanto, algunos vecinos -encabezados por los propios ayuntamientos y por empresarios de restauración- han salido a la calle a manifestar su descontento y su decepción por la falta de respuesta de aquellos que deben velar por el interés común. De la administración se esperan soluciones, lo contrario de esta acumulación de obras pendientes o sin perspectivas de acometerse en un plazo razonable.