www.mallorcadiario.com

Abascal, otro ni-ni de la política

viernes 04 de enero de 2019, 11:40h

Escucha la noticia

Santiago Abascal, el hombre de moda de la política española merced a los notables resultados conseguidos por su partido en Andalucía, aparece en sus primeras entrevistas hablando de sus aficiones a andar por el monte, a observar aves, comentando los esfuerzos para mantener el contacto con los hijos fruto de su primer matrimonio y algunas otras cuestiones personales propias del formato. Todas menos una, la relativa a su desconocida vida profesional.

Cierto es que este bilbaíno estudió en Deusto la carrera de sociología, pero su currículum es el propio de quien, desde los 23 años, anda a lomos de la política y "no ha tenido la necesidad" de trabajar. Desde su ingreso en las juventudes populares -Nuevas Generaciones- en 1999, hasta sus últimos cargos en el PP madrileño de Esperanza Aguirre, el nuevo líder de la extrema derecha española no ha hecho otra cosa que ocupar sillones públicos.

Esta condición, cada vez más común en todos los partidos -en Palma, sin ir más lejos, tenemos dos semialcaldes de izquierdas cortados por el mismo patrón- aleja progresivamente la política de la vida real, que es esa que experimentan todos ustedes a diario, con sus afanes y sus miserias.

Desde la atalaya de quien no ha tenido jamás que dar un palo al agua para subsistir, resulta muy fácil prescribir recetas a grandes problemas de nuestra sociedad actual. El papel y el micro lo aguantan todo, otra cosa es gobernar. Y quien tanto se queja de la defectuosa política del Partido Popular -lo más fino que les llama es cobardes y acomplejados-, resulta que ha sido corresponsable de la misma, ostentando cargos en el PP, al menos, entre 1999 y 2012, sin que, curiosamente, hoy nos glose como méritos ninguno de los logros que su actividad produjo en ese período. Abascal odia ahora lo que ha sido durante casi tres lustros, aquello que le ha dado de comer hasta casi alcanzar los cuarenta años, todo un ejemplo de coherencia.

Siempre he pensado que nos estamos equivocando mucho cuando decimos que la actividad política está muy bien pagada. Lo está, claro, para quien no ha tenido nunca más oficio ni beneficio que el que le ha adjudicado su partido, o incluso para quien accede a ella desde su trabajo como empleado en un taller o una oficina, algo por cierto muy respetable.

Pero el liderazgo que precisamos para estos momentos convulsos requeriría lo mejor y lo más selecto de nuestra ciudadanía, personas con formación y experiencia, conocedoras, entre otras cosas, del funcionamiento de la economía de las familias, del mundo laboral, de cómo realmente se articulan y se vertebran las organizaciones y sectores que dan trabajo a los españoles.

Nada nuevo parece ofrecer, en este sentido, Santiago Abascal. Temo, pues, que nos disponemos a asistir a la perpetuación de un político profesional más.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios