A ti, que me estás leyendo

...llevamos tantos años juntos y sin conocernos que ya fue siendo hora de mirarnos a la cara de una vez y decirnos las cosas muy claras...

...aprendimos mucho el uno del otro...tras momentos de angustias, esperas, pequeños grandes triunfos, situaciones extremas en las que todo parecía venirse abajo; calmas y vueltas a empezar; sarcasmos del ciclo de la vida...y ahí estabas tú...

...(en lo que uno barrunta que son las postrimerías de lo que cree haber vivido se juntan todas aquellas pequeñas y grandes cosas que uno hizo bien o mal. Se juntan los ingredientes que forman la conciencia humana; ingredientes que, al mezclarlos, se convierten en reacción)...

...con todo esto, te digo aún así, que ni te tengo que agradecer nada ni yo sé si tú tienes la facultad de hacerlo... y me consta que te toman como ejemplo de razón, de gran aclararador de jucios humanos, cuando pasas por el lado de alguien, en el largo pasillo de la vida y les tocas con tu vara de medir y a los demás (actores de jurado folclórico) no les queda otra cosa que abrirte paso y tragarse la basura que han echado encima...

...ya es hora de separarnos, de ir cada uno por su lado...

…me revelo contra ti…te he desentrañado…no me asustas ni me dueles ya... déjame ser dueño de mis vicisitudes, de mis alternativas y de mis expectativas; de mis propias alegrías y tristezas; de mi presente, de mi propio final ya que no pude ser dueño de mi principio…al fin y al cabo, de mí mismo…

...aunque estemos tan cerca el uno del otro ya no habrá más concesiones. Me puedes seguir mirando de reojo que ya no me afectas. A mí me dejas tranquilito que no volveré a pedirte nada pero prométeme una cosa: no me recuerdes ni me avises de nada más...

...Te estoy hablando a ti, señor Tiempo...