Parece ser, o al menos eso he leído en la prensa, que Matas finalmente podría ir a prisión por sus hasta el momento “solo” nueve meses de cárcel dictados por la justicia. Una pena inicialmente más alta, pero luego rebajada por el Tribunal Supremo, en la que ha sido la primera sentencia firme de sus muchos casos pendientes. Y lo cierto es que no me extraña. Parece que los tribunales lo utilizarán como ejemplo – chivo expiatorio, dirán otros- para atajar la imagen de cachondeo que está dando la justicia en los últimos años, y que se ha traducido popularmente en una desoladora sensación de impunidad en lo que respecta a los delitos de corrupción. Pero es que se lo ha ganado a pulso. Y no solo por sus presuntas fechorías, sino por su actitud, que ahora castigan de este modo los tribunales con su potestad de revertir el privilegio de no entrar en prisión con condenas inferiores a los dos años. Algo que nunca fue un derecho del ciudadano sino una prebenda de la justicia, y que en este caso ha decidido no aplicar.
¿Por qué? Porque Matas lo ha hecho fatal, la verdad. Y no lo digo por delinquir, que desde luego también, sino por la manera como ha gestionado todo el proceso. En vez de arrepentirse y reconocer humildemente su error, a la vez que intentaba defenderse lo mejor que podía, tiró de prepotencia y hasta dio una rueda de prensa patrocinada. Tal como lo haría un futbolista o una estrella mediática, informó de su triunfo legal en un hotel, rodeado de micros y con un display publicitario a su espalda esponsorizando la gran noticia.
O sea, y hablando en plata, estaba celebrando que se confirmaba su culpabilidad, pero que lo castigaban poquito.
Y al juez y a los fiscales – a parte desde luego de a la opinión pública-, este show les pareció una burla; una conducta impropia, soberbia y temeraria, a tenor de las muchas causas pendientes que le quedan por dilucidar. Una actitud que no es merecedora de indulgencia ni privilegio alguno. De modo que tal vez el ex ministro tenga que pasar sus “solo” nueve meses a la sombra, esperando a ver que pasa con los otros juicios y sin demasiados motivos para dar ruedas de prensa triunfalistas.
