Las reivindicaciones objeto del 8M encaran este año una celebración obligadamente diferente a la de ocasiones anteriores. Como en todo lo demás, la pandemia también deja huella en la reclamación feminista hasta el punto de que en la mayoría de lugares se han prohibido concentraciones o manifestaciones que puedan poner en riesgo la salud de los asistentes y de sus personas más próximas.
Este criterio ha sido mayoritariamente respaldado esta semana por el 96,1 por ciento de los encuestados por mallorcadiario.com, frente a un 3,9 que opinaron que sí debían autorizarse las manifestaciones. El Gobierno central ha prohibido las concentraciones en Madrid -con el criterio de que en la capital se producen "las manifestaciones más grandes"- huyendo así de la polémica provocada el año pasado por los actos, masivos y sin medidas de prevención, en puertas de lo que fue estallido de la pandemia en nuestro país.
Para Palma, la Delegación se ha desmarcado autorizando una concentración de hasta 40 personas. Si se respeta el criterio, será esta una manifestación de pequeño formato, testimonial, que no debería aumentar las posibilidades de contagios en un momento en el que las Islas reducen significativamente las cifras de infectados, pero que tienen en Palma la mitad de todos los casos activos de la enfermedad que hay en Baleares.
La sociedad, por tanto, hace bien en contener lo que es la reivindicación puntual limitada a una fecha, sin perjuicio de que se deban extender sus reclamaciones a lo largo del resto del año. Los argumentos para tales reivindicaciones no faltan: la desigualdad que perjudica a las mujeres ha crecido en términos de paro, de temporalidad laboral, de brecha salarial y de representación en los cargos directivos de las empresas. Con el añadido dramático de una violencia de género que no cesa. Dar visibilidad a la reclamación y trabajar para superar los agravios laborales y las agresiones físicas deben ser objetivos de los 365 días del año, sin alimentar polémicas partidistas ni oportunismos que giran en torno a una sola fecha. Especialmente cuando la sociedad se enfrenta a su mayor reto de los últimos años.