La presidenta del Govern está 'on fire'. Tras haber formado un equipo sin mácula, Pohens está cómoda en el cargo. Su sonrisa en cada aparición pública la delata. Las órdenes eran claras y el listón muy alto. Después de una etapa en la que Armengol había quedado desgastada y amortizada, los ciudadanos de las islas reclamaron un viraje cuyas exigencias Prohens supo capitanear. Una victoria así de contundente es un dardo envenenado porque, si bien la ha legitimado para formar un gobierno en solitario, también deberá cumplir con las expectativas generadas.
La de Campos parece ser muy conocedora de este hecho y no ha esperado para disparar cuatro de sus principales cartuchos. Primero suprimió el impuesto de sucesiones entre familiares directos y lo redujo en otros supuestos. Después suprimió el ITP para menores de 30 años con el objetivo de facilitar el acceso al mercado de la vivienda a los más jóvenes. Continuó anunciando la gratuidad del ciclo escolar de 0 a 3 años y esta semana ha eliminado el catalán como requisito para el personal sanitario. Estas eran algunas de las principales reivindicaciones de sus votantes y algunos de los puntos que causaban un mayor pesar en la calle.
La máquina del Govern está engrasada y el reto de la presidenta es no bajar el ritmo, además de acometer las múltiples reformas que quedan pendientes. En materia de urbanismo, territorio, vivienda, costas, medioambiente o sanidad quedan muchos escollos por afrontar y muchas políticas heredadas de la izquierda por revertir.
Ante un Govern proactivo que también ha pasado al ataque (caso Metrovacesa), el PSIB deambula decapitado por falta de liderazgo y aturdido por la incapacidad de hacer oposición. Hasta el momento tan sólo han sabido sobreactuar a rebufo de la acción del Govern, pasando inadvertidos. La huida de Armengol a Madrid, que ha acabado por alzarla como presidenta del Congreso en una carambola inesperada, es en realidad un flaco favor político, en tanto que desde ese cargo no está legitimada para liderar la oposición a Prohens. Negueruela no es una amenaza para el PP y Mercedes Garrido tal vez tenga ahora preocupaciones de mayor entidad que afrontar en las próximas semanas. Por su parte, Pilar Costa agota su recorrido político en una cómoda silla de la mesa del Parlament, dejando al grupo parlamentario cojo y desorientado. Los socialistas no sólo andan como vaca sin cencerro, sino que el hecho de no haber asumido responsabilidad alguna por el desastre de mayo alarga una agonía que debe culminar en un congreso extraordinario.
Los cuchillos empiezan a afilarse y algunos ya apuntan a Virigilio Moreno como sucesor de Armengol. Su natural bonhomía, sus extraordinarios resultados electorales y su lealtad le hacen sumar puntos para reivindicarse como un digno heredero, frente a las hienas que aguardan en este tiempo de sede vacante. Cuanto más tarden en recomponerse, mayor será la gloria del ejecutivo de Prohens, quién debe ahora culminar los nombramientos pendientes del Govern y prepararse para el invierno.
Juan Carlos Rodríguez Tur. Abogado.