Caminando Fronteras ha presentado este martes en Madrid su informe 'Monitoreo Derecho a la Vida' relativo a 2023, el año "más mortífero" desde que la organización comenzó a tener registros, en 2007. Entre las personas que perdieron la vida en las rutas de acceso a España a lo largo del año que acaba de terminar había 363 mujeres y 384 niños y niñas.
Del total de fallecidos, la gran mayoría, 6.007, murió en la ruta atlántica hasta Canarias, mientras que 434 personas perdieron la vida en la ruta argelina del Mediterráneo occidental; 147 migrantes, en el Estrecho de Gibraltar y 30, en la ruta de Alborán.
Estos datos corresponden a un año en el que las pateras llegadas a Canarias dispararon el número de inmigrantes detectados al intentar entrar de forma irregular a España por vía marítima y terrestre hasta los 56.852, un 82,1 % más que en el año anterior, según el balance del Ministerio del Interior. De ellos, 39.910 fueron contabilizados ante las costas canarias, un 154,5 % más que en 2022.
Caminando Fronteras, que publica regularmente las cifras de fallecidos en las travesías que se dirigen hacia España obtenidas a través de las alertas que reciben desde el mar y con la información de familiares y comunidades migrantes, ha contabilizado 84 embarcaciones que desaparecieron con todas las personas a bordo a lo largo del año pasado.
Los meses de octubre (2.370), junio (1.197) y noviembre (1.023) concentran la mayoría de las víctimas. Entre los fallecidos hay personas originarias de 17 países: Argelia, Bangladesh, Camerún, Costa de Marfil, Gambia, Guinea Conakry, Islas Comores, Mali, Marruecos, Mauritania, Palestina, República Democrática del Congo, Senegal, Siria, Sudán, Túnez y Yemen.
La omisión del deber de socorro como práctica de control migratorio
Según la investigación llevada a cabo por Caminando Fronteras, en muchas de las tragedias documentadas no se activaron medios de búsquedas y de rescate o, si se hizo, fue con una "tardanza importante" que puso en riesgo la vida de las personas. Además, a menudo los servicios especializados sólo intervinieron en el momento del rescate a la gente que está en la embarcación, pero no continuaron con las labores de búsqueda de posibles supervivientes ni la recuperación de cadáveres.
Se ha incrementado el uso de métodos de búsquedas pasivas, consistentes en emitir una alerta a los buques comerciales y de recreo que patrullan la zona por si localizan la embarcación, en detrimento de la activación de medios propios.