Así lo ha declarado hace unos días el Papa Francisco , un ‘Año especial dedicado a la Familia Amoris Laetitia’, que será inaugurado en la próxima solemnidad de San José y finalizará con la celebración del X Encuentro Mundial de las Familias programado en Roma en junio de 2022, y así poder redescubrir a la familia como célula básica de la sociedad.
Una política integral de familia debe contener medidas concretas, de carácter universal, dirigidas tanto a apoyar y promocionar a la institución familiar como a sus distintos componentes.
Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que la familia sigue siendo la institución no solo más valorada, sino la más universal y consolidada hay funciones sociales que no las puede cumplir ninguna otra institución que no sea la familia
En este año, se debe sensibilizar a la sociedad de la importancia de la familia como soporte de la sociedad así como de las funciones sociales que cumple y que no puede cumplir ninguna otra institución que no sea la familia.
Pero la situación por la que está atravesando la institución familiar hace que hoy más que nunca la familia tenga necesidad de una protección especial por parte de las autoridades públicas. Sabemos que el bien de la familia constituye un valor indispensable e irrenunciable de la sociedad civil.
Unas políticas de apoyo a las familias que se deben establecer desde el convencimiento que ayudar a las familias significa entender su realidad y atender sus necesidades.
Una política de familia limitada casi exclusivamente a las políticas sectoriales o para los miembros de la familia en cuanto individuos —como se viene realizando en la actualidad— resulta siempre una política familiar incompleta.
Si comparamos la familia de la sociedad actual con la familia de otros tiempos pasados, comprobamos que no sólo sus funciones sociales han variado, sino que ha empezado a desplegar otras nuevas. Y esto ha hecho a la familia adquirir más importancia.
La situación por la que está atravesando la institución familiar hace que hoy más que nunca la familia tenga necesidad de una protección especial por parte de las autoridades públicas.
El apoyo a la familia no puede quedar limitado a un reconocimiento de su importancia como institución y de las funciones sociales que cumple, sino que también debe incluir el apoyo con medidas concretas. En caso contrario sería un apoyo teórico, irreal e ineficaz.
El incremento del coste real de un hijo (25%) (en algunas etapas –p.ej. de 0 a 3 años– es del 32%), en los últimos 6 años ha sido claramente superior al IPC, y muy superior a la nula actualización de las ayudas (0%). ¿Dónde esta, pues, esta supuesta política social avanzada? Con una simple mirada a Europa, nos daríamos cuenta que esa política social avanzada descansa sobre la familia ya que se dan ayudas a todas las familias porque se considera como inversión y no como gasto.
Esta inversión en capital humano se caracteriza por unas medidas que casi toda Europa y una buena parte de las CCAA han puesto o empiezan a poner en práctica como las que a continuación se exponen: Universalización de las ayudas directas y fiscales de manera que todas las familias puedan acceder a las distintas ayudas, uso de la renta per cápita cuando sea necesario modular o priorizar ayudas, el compromiso de actualización anual de las prestaciones directas y fiscales , la creación y seguimiento de índices económicos sobre la evolución real del coste por hijo o familiar y un especial cuidado de las familias monoparentales, la mayoría encabezadas por mujeres con el consiguiente empobrecimiento femenino, y las familias numerosas que son las que aportan más capital humano necesario ante el invierno demográfico que se avecina.
Y por último, habrá que considerar que el impacto de las ayudas a las familias no sólo apoyan a que éstas puedan ejercer su derecho a tener los hijos que deseen, sino que influyen decisivamente en la situación de los menores.
Hagamos de esté año un verdadero año familiar. Feliz 2021!