2016: Un año sin violencia
domingo 03 de enero de 2016, 03:00h
Mi primer artículo de este nuevo año 2016 lo quiero dedicar a eta verdadera lacra de la sociedad que es la violencia contra las mujeres y una de las variables más comunes en los feminicidios es la desestructuración familiar.
Así en Baleares y según datos del CGPJ , la violencia de género en Baleares es el doble en las parejas de hecho que en los matrimonios. En lo que llevamos d año el 31,94% de denuncias han sido de cónyuges y ex cónyuges y un 68,06% en parejas hecho o ex parejas de hecho.
Además el trasfondo ideológico que subyace en el planteamiento de la “violencia machista” no ayuda a hacerse una idea cabal de lo que realmente está sucediendo. Además, provoca que otras formas de maltrato familiar, como la de niños y ancianos, hayan sido poco estudiadas; en parte por la vulnerabilidad de los afectados y su incapacidad para hacer oír su voz de alarma, pero también por la falta de un apoyo ideológico como el de la ideología de género
Frente a la vaguedad de algunas cifras, hay que identificar algunas variables que se repiten con la suficiente consistencia en los sucesivos estudios como para ser considerados factores clave en el maltrato a la mujer: por un lado la desestructuración familiar, que multiplica las posibilidades de maltrato; por otro, la nacionalidad tanto de la víctima como del agresor: los inmigrantes tienen un índice de prevalencia de entre 5 a 9 veces superior a los autóctonos en el caso de las víctimas, y de 4 a 8 en el caso de los agresores.
Cabría incluso reducir las dos variables a una sola, puesto que precisamente los inmigrantes adoptan en mayor medida la pareja de hecho como estructura familiar. Aunque esto es cierto, también habría que analizar otro tipo de variables relacionadas con el maltrato, como por ejemplo el nivel socioeconómico de los agresores y las víctimas. Seguramente, también en este sector los inmigrantes estarían sobrerrepresentados.
En cualquier caso, resulta revelador que el feminicidio sea nueve veces superior en las parejas de hecho que en los matrimonios, y dentro de estos se produzca más frecuentemente en los civiles que en los religiosos. De ahí el argumento en contra de la reforma del “divorcio express”, porque la debilidad del vínculo matrimonial contribuye a la desestructuración de la familia y, por tanto, a la falta de respeto mutuo.
También en esto se puede ver la razón de la poca eficacia de las medidas para frenar el maltrato a la mujer en la familia. Por eso echo de menos el enfoque del refuerzo del matrimonio en los programas para erradicar la “violencia de género”.
Quizás de esta manera se podría empezar a explicar la anómala tendencia que se está produciendo con este tipo de violencia: aumentan los asesinatos de mujeres dentro del contexto familiar a la vez que disminuyen los cometidos contra las mujeres en general, y también el índice de criminalidad global. Con todo, España ocupa una posición intermedia entre los países con mayor incidencia de feminicidios de pareja. Los países nórdicos –presentados a menudo como paradigma de la igualdad de género– ocupan los primeros puestos, e Irlanda el último dentro del contexto europeo.
Hay que exigir a las instituciones de las Islas Baleares una decidida lucha contra la violencia contra la mujer desde el refuerzo de la estabilidad familiar en este año que comenzamos.