Ya solo su discurso inicial e incluso su imagen dan sensación de cambio...
Me considero una persona muy normal y cercana, con ganas de trabajar. No cobro por ser presidente, lo que significa que me mueve la motivación y creo en el proyecto. Me gusta charlar con todo el mundo y conocer su punto de vista. Por eso sí quiero remarcar que mi etapa no será nada "presidencialista", no quiero centrar toda la atención de Afedeco en mi persona. Hay un equipo muy potente y todos debemos sumar.
¿Cuál es su lema?
Trabajo e ilusión. Creo que es un error enfocar nuestros esfuerzos basándonos los miedos y temores, hay que trabajar toda nuestra potencia desde la ilusión. ¿Que vienen cambios? Pues aquí estamos para adaptarnos. Y luego también, proximidad. Queremos que la gente nos conozca, no solo los empresarios sino el ciudadano.
¿Qué se ha encontrado al ponerse al frente?
Un sector en un momento muy delicado. Vemos en prensa que el comercio crece y crece pero eso no es verdad. Hay negocios con caídas de hasta el 20 por ciento. Piense que económicamente no han tenido tiempo de recuperarse de una crisis muy profunda y la gente ha asumido hábitos muy difíciles de cambiar. Por eso, hay que trabajar mucho para cambiar estas tendencias y hábitos. Además, vamos a poner en marcha -esperemos que en 2019- el Observatori Balear del Comerç, cuyo objetivo es conocer datos empíricos por sectores y ciertos. No puede ser que hablemos de crecidas o bajadas de manera genérica, es inconcreto y las conclusiones nada certeras.
¿Las Administraciones ayudan?
Creo que se han implicado pero de forma errónea. Ayudar no es hacer campañas de apoyo, que están muy bien de cara a la galería, pero que para nuestra gestión no sirven de mucho. Los que conocemos el comercio desde siempre somos las patronales y a día de hoy, nos pisan muchísimo terreno a las patronales. Por ejemplo, con el presupuesto: ellos tienen cifras desorbitadas, nosotros no.
¿Qué le hace falta al comerciante que la Administración no le da?
Conocerles, saber cuáles son las prioridades, las necesidades. Lo que no puede ser es que te digan que Palma es la ciudad más limpia de España cuando no es así. Yo jamás había visto esta ciudad con tanta basura y tanta hoja de árbol sin recoger porque o no se limpian o no se hace un trabajo previo. Luego, el problema del vandalimos. Llegas y te encuentras la barrera pintada y el ayuntamiento te envía a Emaya que te va a cobrar. ¿Y la vigilancia? ¿La Policía? El pequeño empresario está demandando desde hace mucho tiempo acciones que nunca llegan. Queremos actuaciones reales, no campañas de prensa.
Una de las más repetidas es la lucha contra la venta ambulante.
Y es un error pensar que vamos contra los vendedores. Esa gente es víctima de mafias, es ahí donde hay que apretar.
Uno de los objetivos que Afedeco lleva años luchando es un centro comercial abierto en Palma. ¿Será realidad algún día? ¿Qué aportaría?
Es una de las prioridades que tenemos pero ya no depende de nosotros sino, cómo no, de la Administración. Sería un paso de gigante. Unificaríamos la imagen de los comercios juntando cultura, restauración, tiendas... Se potenciaría mucho la imagen de Palma, entre propios y extranjeros. Se crearían sinergias y flujos de gente que acabarían con esos momentos de "Palma fantasma". Hay barrios en decadencia, si no les echamos una mano acabarán por hundirse.
La movilidad es clave. ¿Cómo se motiva al cliente, en una época de culto al coche, a ir al centro y aparcar?
Es un tema capital. Nos reuniremos con el regidor de Mobilitat, Joan Ferrer, después de Fiestas y así se lo vamos a plantear. Hemos hablado de crear algún sistema para aparcar todo el año, tal vez no en el mismo centro sino en los aparcamientos disuasorios.
¿Cómo compite el David del pequeño comercio contra el Goliat de internet?
Internet es el gran miedo para la mayoría de los comerciantes sencillamente porque no hemos sabido conocerlo. Deberíamos verlo como un aliado, no como un enemigo. El miedo nos ha paralizado. Es una gran plataforma para vender, ¿no? Pues conozcámoslo y veamos las posibilidades que nos ofrece. Si creásemos un gran centro comercial a cielo abierto podríamos hacer una gran red de venta por internet. El trabajo en equipo funciona mejor, hacer esta lucha de manera individual es un fracaso asegurado.
FAN, Ses Fontanelles... ¿Le atemorizan los centros comerciales?
Es curioso que en Mallorca queramos construir más centros comerciales y destruir más espacio cuando en Europa y Estados Unidos se están cerrando. Las grandes marcas y franquicias se están moviendo hacia el centro de las ciudades. En Palma, basta darse una vuelta por Avenidas para darse cuenta de esta tendencia.
¿Le da miedo ese traslado del que habla?
No, me parece positivo. Genera vida, atrae a gente. Con el tiempo, Mallorca tendrá los outlet en las afueras y los centros comerciales en las ciudades.
¿Qué sería del comercio tradicional frente a un Mango o un Zara Home?
Palma y Mallorca tienen que ser una suma de todos, de los grandes y de los pequeños. Cuando se montó El Corte Ingles todos los pequeños de alrededor temblaban, y mire… Ha generado un movimiento y facturación enorme. Es cuestión de adaptarse y saber hacerte tu nicho de mercado.
¿Cómo se compite en precio?
No se puede, somos conscientes de que el pequeño comercio debe apostar por calidad y servicio. Las grandes marcas, en principio, solo van por precio. Una persona que lleva 25 años vendiendo el mismo producto, lo conoce a la perfección y es especialista en él. En cambio la grandes marcas tienen trabajadores con muchísima movilidad laboral. Eso se termina notando en el servicio.
Otro de los grandes retos son las rebajas. Ustedes piden regularizarlas, el pleno del Parlament insta a Madrid a que así lo hagan. ¿Llegará?
Es urgente, muy importante para todo el sector. En diciembre tenemos tiendas en rebajas, otras que no, venimos del Black Friday y nos encontramos que muchos comerciantes han vendido a un precio y otros a otro. En definitiva, un caos. Ya no existe la campaña de Navidad, estamos vendiendo ahora lo que se debía vender en enero, con escaparates de rebajas y no navideñas. Además, se anuncian con un 70 por ciento de descuento pero solo se aplica en un producto, todo el resto está al de siempre. Son rebajas extrañas.