Un traje a medida para renovar los clubs náuticos

Los criterios aprobados por el Consejo de Administración de la Autoritat Portuària de Balears (APB) el pasado 3 de febrero suponen un férreo blindaje (por no llamarlo amaño a secas) a las renovaciones de los clubs náuticos que en los próximos meses verán caducar su concesión. El caso del Club Náutico de Ibiza es aún mucho más grave, por cuanto su concesión hace años que caducó sin que legalmente sea posible prorrogar la legalidad de la ocupación, y además los criterios han sido aprobados cuando los proyectos ya están sobre la mesa de la APB y han sido introducidos a medio concurso para beneficiar a una de las ofertas y descartar a las otras, lo cual es una evidente aberración en términos jurídicos que difícil será que el asunto no acabe en los tribunales, ya se verá con qué consecuencias.

No es admisible regalar las renovaciones a grupos de amigos a los que se quiere beneficiar con todo descaro

Lo que ha hecho el organismo que preside Joan Gual de Torrella es sencillamente intentar conceder de por vida unas concesiones de bienes de dominio público –las instalaciones portuarias– que son temporales, de titularidad pública (esto es, de todos) y que no pueden ser enajenables. Regalarlas sin criterios de libre concurrencia y sin atender a ningún criterio excepto el arraigo y proyección social del club en cuestión (pues a este criterio se le otorga como mínimo el doble de puntuación que el siguiente criterio) es de facto –y de forma un tanto burda, por qué no decirlo– impedir que nadie pueda optar a esas instalaciones portuarias, pues las entidades que las venían ocupando siempre tendrán mucha más puntuación aunque no comprometieran ni un euro de inversión en las instalaciones. Un regalo a cambio de nada.

Nadie pone en duda la labor social y deportiva de los clubs náuticos, pero tampoco es admisible regalar las renovaciones a grupos de amigos a los que se quiere beneficiar con todo descaro. La legalidad de lo que se pretende es más que dudosa y por más que se lleven a cabo tal y como han planeado los vocales de la APB, las renovaciones de las concesiones del Club Náutico Ibiza, Club de Mar o Real Club Náutico de Palma entre otros, la vulneración del principio de libre concurrencia y de igualdad de medios es tan manifiesta y flagrante que no será difícil que los tribunales acaben por revertir actos tan torcidos, con los perjuicios económicos y de todo tipo que conllevará para los usuarios y también para los socios de estas entidades.