Un gobierno de baja calidad democrática

Se veía venir. Pero no con estas ansias. Con esta incontinencia revisionista y revanchista. Como si no hubiera un mañana.

No han tardado ni veinticuatro horas en enseñar el plumero.

El legítimo, supernumerario, costoso y extravagante nuevo gobierno ha nombrado a la socialista radical y exministra del Interior, Dolores Delgado, Fiscal General del Estado. Con su nombramiento, de una patada, han politizado el Ministerio Fiscal y han subido el sueldo, a su ex diputada, del orden del 50%.

Muchos de los vocales del Consejo General del Poder Judicial han afirmado que Delgado no cumple con el requisito de imparcialidad que tan alta responsabilidad requiere y daña la imagen de la Justicia. La separación de poderes queda en entredicho.

La nueva casta ha entrado pegando fuerte. De un plumazo han arrasado con sus principios, con su postura previa y prefieren mirar hacia el otro lado.

En otro orden de cosas, el rico, según su propia definición y hacendado Vicepresidente Pablo Iglesias muestra un silencio atronador ante las acusaciones, de los medios, de colaboración, a través de empresas interpuestas, con los narcoestados y la motivación de la incriminatoria visita de la diplomacia española a la embajada mejicana en La Paz. Por si fuera poco, se descuelga con una absurda, inoportuna y poco edificante declaración de desprestigio contra la justicia española. Los roles de Podemos y del Gobierno se confunden peligrosamente.

La coalición de gobierno y sus imprescindibles apoyos, la facción socialista de Sánchez, la neocomunista de Iglesias y la sediciosa de Torra y Junqueras, van marcar el futuro del país. Sus objetivos individuales, los casos de nepotismo en las más altas esferas y el nivel de los representantes van a dar muchas tardes de gloria a los que desprecian la unidad de España y más bien pocas esperanzas de mejora en las expectativas de progreso general.

De una tacada nos han trasladado a la Grecia de Pisistrato. Solo Tezanos ha reaccionado positivamente con su desacreditado juguete sociológico ante la cascada de actuaciones que definen un ejecutivo de muy baja calidad democrática. Buen finde.