El Banco de Sabadell compró la Caja de Ahorros del Mediterráneo (ya me entienden: tuvo las narices de entrar en esa casa cuya putrefacción no tenía límites) y ahora dice que las pérdidas de la entidad, más que de 5.500 millones de euros, como apuntaba el Banco de España, son de 17.000 millones. O sea que de un plumazo aparecen 12.000 millones de euros de deuda adicional que, por supuesto, caerá sobre los ciudadanos.
¿Hay alguien en el Tribunal de Cuentas, el Ministerio de Hacienda, en el Banco de España, en la Caja de Ahorros del Mediterráneo, en la Generalitat de Valencia o en la concejalía de deportes del ayuntamiento de Elche que se haga responsable de este agujero? ¿Alguien a quien se le cite en un juzgado y se le pregunte “usted qué sabía”? ¿O nadie tiene siquiera que explicar cómo se han podido dilapidar 17.000 millones de euros?
Pero esperen, esto no es lo más grave: detrás viene Caixa Cataluña, Unimm, las cajas gallegas, etcétera. O sea: un río de malos gestores, sin que nadie vaya a pagar por ello. Un país maravilloso. ¡A qué sí!
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