Teatro del bueno

TOMÀS IBARZ. Ya saben que la frase no es mía. El nada añorado (ni en el Real Madrid) José Mourinho la realzó criticando al Barça. Por lo visto, el Chelsea (a los brazos del cual ha vuelto) perdía con el Barça porque los jugadores blaugranas simulaban faltas, penaltys (los goles no se pueden simular), y otras artes para engañar al árbitro.

Mis líneas de hoy no tienen nada que ver con el fútbol, pero sí con la sobreactuación. Les recomiendo que lean al detalle la entrevista que publica este domingo mallorcadiario.com a la presidenta del Parlament.

En una respuesta, le falla el subconsciente. Admite que los diputados de todos los partidos políticos sobreactúan en la parte de los plenos en la que saben que están encendidas todas las cámaras de televisión, encendidos los micrófonos, y en que la atención de los periodistas es máxima.

Margalida Durán, en su cruzada para que la ciudadanía recupere la confianza en la clase política, no puede admitir en público lo que, muy rápido y de pasada, sí dice en esta entrevista:

"Otra cosa es que alguien escenifique su desagrado respecto a una decisión política. Este tono se utiliza en los plenos porque están enchufadas las cámaras de los medios de comunicación".

Queda dicho aunque inmediatamente después niegue que eso sea teatro.

Bueno, pues lo digo yo: es teatro. Y lo practican unos y otros desde siempre. Por eso, los martes y los miércoles, en los medios de comunicación nos encntramos esos grandes titulares que escenifican el "rifi rafe" permanente entre unos y otros.

Y después, cuando se apagan los focos, se piden disculpas, si procede, y tan amigos. Y los medios de comunicación tenemos gran parte de culpa por reproducirlo semana tras semana.