
Ser mallorquín
Quiero representarme a la especie humana más feliz, por consiguiente más tranquila y más ilustrada, con dos vidas: una, sedentaria, para la felicidad doméstica, los deberes de la ciudad, las meditaciones estudiosas, el recogimiento filosófico; la otra activa, por el intercambio leal que substituirá el vergonzoso tráfico que denominamos comercio