Si alguien me hubiera solicitado un pronóstico sobre el resultado final del Mallorca-Getafe no habría dudado en apostar por un empate. No me pregunten por qué. En realidad es lo de menos. Los jugadores tuvieron que dar la cara sobre el terreno de juego mientras los representantes de la propiedad, principales culpables del desastre, permanecían en el palco bien protegidos y supongo que incómodamente sentados.
En la víspera Sergi, probablemente interesado en prolongar su pésima tarea de entrenador, había cargado contra una parte del vestuario. Por supuesto sin dar un solo nombre. Alguien, de noche, en un recinto cerrado y permanentemente vigilado, se había colado hasta lo más alto del estadio, donde solamente se llega con un ascensor de seguridad para acceder al cual se necesita una llave, logró colgar dos muñecos vestidos con los colores del equipo ahorcados.
Vista la convocatoria y la alineación habrá que deducir que Juan Dominguez, Raillo, Dalmau, Campabadal, Oscar Diaz, Company, Oriol y Zdjelar son los señalados salvo lesión u omisión. Sin embargo la única pancarta con nombre propio llevaba el nombre de Maheta: ¡dimisión!. Tranquilos, no se irá. Nadie lo haría con el contrato que le firmaron.
Así que me aíslo del partido, totalmente falto de interés. Por la mañana he leido una entrevista de mi admirado Matías Vallés en Diario de Mallorca a Monti Galmés. El presidente florero afirma en ella que Olaizola estuvo demasiado tiempo en el cargo y que los americanos están perfectamente informados de todo. Nos preguntaremos dónde esta él para cortar la continuidad del vasco y qué clase de informes con los que ha solicitado.
“¡Jugadores mercenarios!”, gritaba la masa enfurecida. Si, pero no son los únicos. ¿O es que Molango, Recio o Iván Campo no cobran?