Sin datos no hay resultados…, sin resultados no hay gestión
Una organización sin objetivos (Plan de salud), sin participación (Consejo de Salud) y sin datos (Memoria del Ib Salut del año 2011)- , es difícil que pueda tener resultados favorables.
Como lo oyen. A punto de entrar en el último trimestre del año, no se ha hecho pública la memoria del servicio de salud correspondiente al año 2011. Es una falta de transparencia y dificulta el conocimiento del grado de cumplimiento de los objetivos de actividad de los servicios sanitarios del año en curso. Algo así como que, ¿A que se dedicó el 40% del presupuesto del año 2011 de la comunidad autónoma?. ¿Pero se ha editado?, ¿está disponible?, ¿es accesible,..?. Será que no.
Recortes directos y disminución del gasto
Tenemos que saber si los recortes directos de los ingresos de los trabajadores y las supuestas medidas de eficiencia, han generado ahorro y han mantenido la actividad. No todo recorte es sinónimo de menor gasto y los ahorros generados con respecto al año anterior, para ser creíbles, tienen que se ser acreditados y acompañados de los resultados de actividad.
Garantías de asistencia
La extinción de la figura del Defensor del Usuario del Sistema Publico de Salud y la suspensión del decreto de garantías de no demora que protegía al paciente de retrasos en el tiempo de acceso al médico de cabecera, al especialista, a las pruebas diagnósticas y a las intervenciones quirúrgicas, hace más necesario, diría yo que imprescindible, el acceso a los datos de actividad asistencial.
La memoria del Consejo Económico y Social tampoco nos permitirá analizar en el futuro el estado de la comunidad; el CES realizaba anualmente un completo informe, que permitía valorar los recursos y la actividad sanitaria, la morbi-mortalidad, su tendencia y compararlo con el resto de comunidades. Sin acceso a los datos globales de actividad, no podemos asegurar que el sistema sanitario sea lo suficientemente garantista para los ciudadanos.
Que se hizo, como y a que coste
Por encima de la frialdad de las cifras, es importante poder analizar el resultado real de los recortes realizados en el 2011, el ahorro reconocido y su repercusión sobre la actividad; en esencia, evaluar la eficiencia del sistema. En otro orden de cosas, no debemos olvidar que tenemos un precio oficial para la facturación de los servicios sanitarios, pero no disponemos de una contabilidad analítica que nos informe del coste real de los procesos asistenciales. El matiz es importante. La eficiencia es una palabra utilizada con ligereza.
La disminución de los ingresos económicos de la comunidad son tangibles, los recortes dificultan el día a día de muchos ciudadanos en lo personal y la mejora de la eficiencia no puede quedarse en el ámbito de las declaraciones, debe demostrarse
En este sentido, tengo la percepción que mientras los órganos de auditoria económica, articulados en los servicios autonómicos de economía, se van haciendo más precisos, potentes y fiables, los instrumentos técnicos de información sanitaria para la gestión están involucionando.
Por todo ello, es obligado saber que actividad se realizó en el año 2011, como evolucionó la frecuentación, la demora asistencial, la estancia media, la complejidad de la actividad y los indicadores de calidad y de seguridad asistencial. Y como no, que actuaciones se realizaron y si el recorte ha ido parejo a la evolución de la cantidad y calidad de servicios prestados. Si no hacemos público el resultado de actividad del 2011, ¿como podemos saber si vamos en la senda correcta en el 2012?
Sin evaluación no hay resultados. Sin resultados no hay eficiencia
Todo lo que no se mide y se compara, no se puede evaluar. Sin evaluación no hay resultados. Sin cultura de la evaluación no queda resquicio para la mejora continua, no queda espacio para la eficiencia.
La eficiencia se basa en datos, en aumentar la actividad; en hacer más y en el sentido correcto.
Con eficiencia, daríamos mayor oportunidad a la reducción del tiempo que va a durar la crisis, a suavizar los recortes y a mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos. No todas las comunidades sufren la crisis con la misma intensidad y la variable local no es despreciable.
La eficiencia, la competitividad y no los recortes, son la base del futuro de nuestra sanidad y una contribución nada despreciable a la sostenibilidad de toda la comunidad. Tenemos que pasar de la buena voluntad, de las declaraciones, a los resultados acreditados. El trabajo es arduo.
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