Picnic, sushi y playa, sinónimos de verano y felicidad

Verano es vivir sin horario ni calendario, lucir el pelo revuelto y envuelto de sal y sol, las ventanas siempre abiertas y el tendedero repleto de colores y bañadores que secarán con el primer soplido de aire caliente. Verano es sinónimo de fruta en la nevera y hielos en el congelador, de cenas ligeras y a la fresca y comidas capaces de hacernos lucir bigotes rojos y estómagos contentos. Verano es olvidar la rutina hasta que las primeras lluvias nos avisen, aunque con lágrimas y reticencia, de que el final del verano se acerca, los libros empezarán a forrarse, los despertadores a calentar para salir a jugar y las horas de sol estarán dispuestas a acortarse en favor de las luces de las noches frías.

El picnic, al igual que las bicicletas, es el plan perfecto para el verano. Manteles de cuadros de lino, cestas de mimbre con tapa y armadas de cubiertos, servilletas, copas, botellas de vino blanco y kilos y kilos de sushi.

Con la luna iluminando los platos, los temakis, el sashimi, los makis y los niguiris formarán parte de un menú perfecto para el sueño de una noche de verano.

SUSHIGO en palma de mallorca, que desde hace años es nuestro restaurante de sushi a domicilio y take away de confianza, se convierte en nuestro cómplice para conseguir el picnic soñado y, con toda su carta a nuestra disposición, nos ponemos manos a la obra para confeccionar el menú perfecto.

Sushigo Roll, gyozas de carne, rolls de panko, caramel, rocket roll, crispy chicken o langostinos en tempura. Entrantes, menús, combos, woks, tartares, entrantes y un largo y sabroso etcétera que baila frente a nuestros ojos en combinaciones todas exactamente igual de sabrosas. Opciones variadas que siempre, siempre, siempre consiguen que la boca se nos haga agua.

En esta ocasión, y aprovechando que SUSHIGO tiene tienda física en Palma, Calvià y Marratxí, pasaremos a recoger en persona nuestro tesoro para así poder poner dirección a la playa lo antes posible.

Una vez que el mantel se llene de color y sabor, no nos quedará otra opción que empezar a mover el bigote al son de las olas y este verano que aún se antoja eterno.

Mientras tanto, la cocina de casa sigue durmiendo sin saber cuándo la volveremos a necesitar. Probablemente, no lo haremos mientras el calor no se decida a abandonarnos.

Ojalá vivir siempre a base de picnics y playas.