Pactistas y cuentistas

Estamos en un momento político extraño lleno de incertidumbres que, sin duda, marcarán un tiempo nuevo y otra forma de hacer las cosas. Han aparecido nuevas opciones políticas que han dado un aire muy distinto a la campaña electoral que concluyó ayer y que, previsiblemente, harán que mañana domingo haya más ciudadanos dispuestos a ser determinantes para que la balanza se inclina hacia una u otra dirección.

Si hace cuatro años la lista más votada, finalmente, no gobernó en 458 municipios -algunos de ellos muy importantes como Zaragoza, Gijón o Santa Cruz de Tenerife-, tras los resultados del 24-M, si las encuestas dan en el clavo, seguramente serán muchos más donde los ganadores se queden en la oposición. Eso no gusta a los ciudadanos, que siempre que ocurre algo así sienten un regusto amargo, pero es legítimo y en España se lleva produciendo desde hace mucho tiempo haciendo extraños compañeros de cama.

Lo decepcionante no es que pacten partidos ideológicamente afines sino que se junten todos a una como en Fuenteovejuna para quitarle el sillón de mando al ganador de las elecciones. Con la perspectiva del tiempo podemos ver el daño terrible que hizo a nuestro país el llamado pacto del Tinell, el cordón sanitario que hizo el tripartido catalán contra el PP para llevarles al ostracismo y que tuvo no sólo graves consecuencias para la tramitación del polémico Estatut sino que marcó un antes y un después entre las relaciones entre Cataluña y España.

A mi me repugnan los cordones sanitarios como concepto intelectual, porque tienen un aire de vendetta y no de justicia. Soy mas partidaria de los pactos sobre programas y especialmente de los grandes pactos de Estado para dar soluciones que son luego vitales en la vida de los ciudadanos. Sobre nuestro país se extendido durante mucho tiempo la sombra terrible de las dos Españas una de las cuales -que decía el gran poeta- había de helarnos el corazón, pero esa imagen negra y sombría no es la de la España actual. Todos los sociólogos coinciden en señalar que si se trata de votos la zona de templada se lleva la parte del León, es decir que quien consigue atraer al centro izquierda y al centro derecha es el que suele salir vencedor en los comicios .

Si eso lo trasladamos a los pactos será bueno que a partir del lunes, cuando las urnas hayan emitido su juicio inapelable los partidos ganadores, y también los perdedores, se anden con pies de plomo en eso de la pactologia. Lo ocurrido en Andalucía ,donde todavía no ha podido ser investida Susana Díaz, es un serio aviso máxime teniendo en cuenta que las elecciones generales están a la vuelta de la esquina y de las actuaciones que se hagan a partir de ahora dependerá y mucho la percepción de los ciudadanos.

No sólo el bipartidismo se la juega. Aquí se la juegan todos porque lo mejor que está teniendo esta etapa es que el voto ¡por fin! se ha hecho más exigente en España y los ciudadanos, hartos de corrupción y escándalos, son mucho más exigentes y vigilantes.

Claro que también las épocas de incertidumbre son estupendas para que aparezcan cuentistas a tutiplén . En el colmo del esperpento hace unos días hemos visto a una monja , Sor Lucía Caram, autodenominarse “monja cojonera” de CiU y declararse “enamorada” del presidente Artur Más.

Así se ha colado en la campaña esta histriónica religiosa argentina que no se de donde saca tiempo para rezar entre su faceta de tertuliana política, de cocinera televisiva -que tiene su propio programa en el canal cocina- y de mitinera en los actos de campaña juntó a Trías y Más. Dice que no hace política pero va a los actos de campaña y en su cuenta de Twiter ha pedido a sus seguidores que no voten a Ada Colau.

Esta nueva “padre Apeles” parece que tiene más fervor por el soberanismo que por Dios, así que no es de extrañar que el Vaticano investigue a qué dedica su tiempo libre que, al parecer, es todo. Supongo que con tanta actividad aparecerá poco por el convento de Santa Clara de Manresa. Parece que prefiere darle un plus de dedicación al Cesar y quitárselo a Dios. ¡Que Dios nos libre de tanto friki, cuentista por muy mediático que sea!