Todos con UM

De la noche a la mañana, literalmente así, los mayores críticos con UM, “ese partido de corruptos”, son ahora quienes con más fuerza defienden o defenderán a la formación que preside Melià, cuya estructura totalmente operativa se ha convertido en la única pieza para que el puzzle Jaume Font impida al PP la llegada a las instituciones. Para quienes los principios están por debajo de que la derecha no gobierne, ni siquiera ha existido nunca el pacto que el pobler suscribió con Carlos Delgado para descabalgar a Bauzá, pues lo que hace falta en Mallorca es ocupar “un espacio de centro”, que ahora está hueco por culpa de la “deriva ultraconservadora” de la actual ejecutiva popular. El españolismo incuestionable de Bauzá y su equipo es el arma que la izquierda y su entorno periodístico usan para acusar a la formación de “escorarse a la derecha”, sin que el centralismo tenga por qué acarrear extremarse en una ideología, y pese a que hasta ahora al farmacéutico no se le hayan conocido tentaciones radicales en lo político. Así que para muchos, a día de hoy la realidad es otra: Bauzá es un ultraconservador, Jaume Font, un centrista nato, y UM, un partido que ya ha dejado atrás la era de corrupción masiva, para convertirse en una opción que merece tenerse en cuenta en cuanto a única posibilidad de apartar al PP del poder. Si Antich ya se dejaba querer por la formación de Maria Antònia Munar, qué no dirá ahora de unas siglas donde, elecciones tras elecciones, vuelven a estar la llave de la gobernabilidad de las instituciones, sin que los ciudadanos se hayan podido quitar de en medio esta perenne perversión del sistema. Quienes tengan más pudor, evitarán la amnesia sobre la cascada de imputaciones de UM, y los que en su momento ensalzaron a Jaume Font como el adalid de la dignidad, como máximo cejarán en adelante en su dinámica de hacer sangre de los árboles caídos uemitas, su verdadera especialidad periodística, pues ya se encargan otros de destapar las veleidades de quienes en el momento cuentan con el grifo del dinero públic