Recuperar la buena educación

GEMA MUÑOZ. Según dicta el protocolo, independientemente de si existe una situación de hostilidad, enojo y ofensa hacia una persona, el saludo NUNCA se le niega a nadie, ni al peor enemigo, hace unos días, brillantes licenciados  le negaron el saludo al Ministro de Educación José Ignacio Wert durante la entrega de los premios nacionales como un acto de protesta.

Pero este no ha sido el único suceso donde la falta de respeto ha quedado patente, en otro contexto los Príncipes de Asturias fueron abucheados hace unos días a su llegada al palco del Liceo, sometiéndoles a una situación bochornosa y fuera de contexto.

Estas actitudes a mi entender, ponen de manifiesto que la sociedad ha perdido la compostura; olvidarse de las normas básicas de cortesía, saltárselas a la torera y caer en la grosería no me parece que sea un gran ejemplo para las generaciones venideras.

Se ha olvidado que el respeto se lo merece cualquiera, primero respeto como persona, como ser humano y si vamos más allá, las instituciones y quienes las representan se merecen un gran respeto. Pero hoy en día parece que ni siquiera los derechos básicos son fundamentales.

La población esta enardecida, la agresividad campa a sus anchas y tal parece que no solo en el ministerio de educación se han sufrido recortes, también en la buena educación;  la sociedad se siente ofendida y con derecho a ser grosera por ese motivo,  un defecto que en mi opinión  ya está demasiado extendido entre los españoles de a pie.

Ahora cabe preguntarse  ¿Es válido perder las formas para expresar una opinión? Estoy convencida de que no,  las personas deben actuar educadamente en cualquier situación o circunstancia,  y nada, repito nada, justifica actuar groseramente.

Recurro en esta ocasión, al gran político mexicano Benito Juárez quien dijo: “entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz. “  Cooperemos todos por el bienestar y la prosperidad de España, convivamos en paz, sin perder la compostura, apliquemos la prudencia, la mesura, no olvidemos que la buena educación y el respeto, son fundamentales para no convertirnos en cavernícolas sin rumbo y sin sentido.