El Servicio de Traumatología del Hospital de Inca está “dejado de la mano de Dios”, o al menos eso es lo que dice la mayoría de profesionales, tanto de dentro como de fuera del centro hospitalario.
El despido de dos interinos y la reducción de jornada de otros especialistas ha dejado en mínimos este departamento, hasta el punto de que gran parte de su actividad ha de ser asumida por Son Llàtzer.
La situación está pidiendo a gritos una solución, por eso sorprende y mucho el silencio que mantiene el doctor Antoni Bennàsar, jefe de un servicio que están hundiendo, por no decir que ya está hundido, y permanece callado, al igual que los alcaldes de la comarca, que han optado por no decir absolutamente nada.
Esta situación es, según muchos facultativos, difícil de interpretar, porque resulta extraño que todos hayan optado por la táctica de mantenerse al margen, lo que está dando lugar a numerosas versiones y no precisamente halagüeñas para unos y otros.
Y es que, no deja de resultar curioso que mientras en el Hospital de Manacor se ha conseguido echar atrás todas las medidas de recorte tomadas, gracias a las movilizaciones llevadas a cabo, en Inca no se haya movido ni un dedo y todas sigan adelante, dejando en mínimos un servicio que hasta hace poco había realizado todo tipo de intervenciones, especialmente las protésicas.
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