Hoy, aniversario de la II República, da la impresión de que una parte de España se ha hecho el propósito de que volvamos a vivir aquella etapa de la historia. Por supuesto, no debemos olvidar, pero más bien deberíamos reconstruir nuestro futuro con otras bases. Sin embargo, hoy vemos a Biel Barceló (PSM) decir que su propuesta es continuadora de la República, afirmación que carece de importancia si no fuera representante de muchas otras posturas que dan la impresión de querer retrotraernos a aquella época. Efectivamente, no deberíamos olvidar, pero no tendríamos que querer recuperar aquello. No deberíamos olvidar cómo aquella experiencia condujo a la Guerra Civil; cómo el estallido de esta no fue la acción de una parte del Ejército contra una democracia sólida y que contaba con el apoyo de todos, sino que prosperó alimentada por el descontento de una parte del país; cómo durante su corta vida la República vio toda clase de violencia, irregularidades y fanatismos, queriendo aplicar en periodos de tiempo mínimos reformas que exigen décadas o que, peor, se habían de aplicar en contra de la legítima opinión de una parte significativa del país. Muchos que hoy hablan de la II República parecen olvidar que en realidad fue un fracaso: no haber logrado los consensos mínimos para evolucionar en paz, para avanzar en convivencia es fracasar. Y eso es lo que nos proponíamos que no iba a volver a suceder en España, que todos íbamos a contar, que no se volvería a imponer una forma de pensar sobre otras, siendo todas ellas válidas (¿o no?). Porque aquí deberíamos ser capaces de convivir los que piensan de una forma y los que piensan de otra; porque deberíamos entender que las dos grandes formas de entender el mundo son democráticas y respetables y que una no debe erradicar a la otra a fuerza de leyes ni, por supuesto, a punta de fusil. En muchas de las idealizaciones que se ven hoy parece haber un cierto olvido de que a todos nos interesa más mirar al futuro que al pasado; encontrar lo que tenemos en común que no las heridas ni a sus autores.
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