OPINIÓN

Que la Mare de Déu de Lluc ens il·lumini

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Armando Pomar | Domingo 16 de marzo de 2025

Las primeras fuentes sobre el obispo de Mallorca se remontan al año 848, donde mencionan a un tal obispo Helias de Maiorica. Después de la conquista por Jaime I, se acepta que el primer obispo de Mallorca fue Raimundo de Torrelles, cuya primera mención data del 12 de octubre de 1238. El último, todavía titular de la Sede, es Sebastián Taltavull, que ya ha cumplido con su labor como pastor de nuestro rebaño y gestor del patrimonio y de los problemas de nuestra iglesia. Ahora será Roma, la Santa Sede y el equipo de asesores del papa Francisco quienes deberán decidir el nombre del llamado a dirigir la iglesia católica, apostólica y romana de Mallorca. Deberá consagrar el resto de su vida a completar el pensamiento de Taltavull: una iglesia transparente, humilde y cercana. Palabras fáciles de decir, conceptos y metas muy difíciles de lograr. El cambio y evolución de la sociedad mallorquina está provocando una serie de problemas muy graves al Bisbat de Mallorca. Hay falta de fieles que acudan a la eucaristía. No se registran vocaciones entre los residentes. No hay relevo generacional en los que han de gestionar el futuro de la iglesia y de sus fieles. La iglesia de Mallorca se pierde en juicios civiles por propiedades eclesiásticas, propiedades y derechos de congregaciones. Se pierde en juicios de derecho canónico por las acciones de sodomía y pederastia de algunos de sus miembros. No encuentra solución al problema de la desaparición de congregaciones históricas, como las Trinitarias, y las Teatinas. Desaparecen los ermitaños y los curas más viejos ya no tienen ni fe ni esperanza. La iglesia caritativa (Cáritas diocesana) ya no puede cumplir con su voluntad y obligación para los más desfavorecidos. Y aún no ha decidido qué hay que hacer con los hijos de Dios que acuden a la iglesia en busca de la palabra de aliento. Cómo ayudar a los divorciados, a las madres solteras, a los y las homosexuales, a los jóvenes sin proyectos, a los que ya han visto todo y ya no creen en nada. Todo esto le espera al nuevo Obispo. Si yo pudiese influir en los que pueden y deben proponer los nombres de los candidatos, les diría que yo voto por el actual Prior de Lluc, Marià Gastalver. Desde la perspectiva católica, es un pastor que ha sabido mantener las parroquias de 7 pueblos de Mallorca. Yo lo conocí cuando era el responsable del Teléfono de la Esperanza. Siempre con una sonrisa en los labios, siempre con una mirada limpia, franca y serena y siempre intentando ayudar a los que más lo necesitan, O sea, un buen cristiano. Cuando fue designado Prior de Lluc, mantuve muchas entrevistas personales con él. Su interés por nuestra cultura, pero con una visión muy internacional sobre lo que debería ser la iglesia en Mallorca, me hizo prever que era un hombre llamado a las más altas instancias. Es muy humilde, nunca pide nada y da todo lo que tiene. De hecho, creo que rechazará el cáliz del nombramiento. No obstante será la Virgen María, la nuestra de Lluc, la que espero que le ilumine y le haga aceptar. Gastalver es humano y pecador, como yo, pero por eso puede entender al hombre bueno y al malo que hay siempre en todos nosotros. Gastalver es hombre de Dios, pero más hombre de Cristo, el que anduvo en la mar. Taltavull, se irá, ya le toca. Pero dejará a muchos católicos con un buen sabor de boca. Otros, los más radicales, le señalaron como un anticristo porque les ha quitado sus prerrogativas, poderes y deseos. Ese es el trabajo de un buen pastor, que sabe que para salvar a todas sus ovejas hay que ser duros. Sobre todo con las que con sus actos ponen en peligro a todo el redil. Que la Mare de Déu de Lluc ens il·lumini.


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