OPINIÓN

Chapeau a los médicos de urgencias y centros de salud

Miguel Lázaro | Jueves 09 de enero de 2025

A todos. Tanto a las hospitalarias como a las extrahospitalarias. No me olvido de la gran labor de los SUAPS. Felicidades. Tenemos unos grandes profesionales. Una vez más, en las duras, - van ya tantas-, quiero dedicar este artículo a mostrar mi agradecimiento a todos los equipos multidisciplinares que trabajan las 24 horas, los 365 días para atendernos con una gran profesionalidad. Han sido días muy duros. Hemos normalizado un problema crónico y clónico que siempre se da por estas fechas. Déficit de profesionales, urgencias saturadas, médicos al límite, centros de salud desbordados (médicos de la magnífica y agotada Atención Primaria que ven más de 40 pacientes al día), sobrecarga laboral, falta de camas para ingresar, tiempos de espera muy prolongados, pacientes “aparcados” en los pasillos, falta de recursos sociosanitarios, falta de previsión en la gestión, etc.

El desmoronamiento de la Atención Primaria va a ser letal para la sanidad pública ante la inacción, la desidia, la irresponsabilidad y la pasividad de los políticos. Más que nunca se precisa la convergencia de sociedades científicas, de la atención primaria y los sindicatos médicos. No más diálogos y más hojas de reclamación de riesgos psicosociales que vulneran la ley. Hay que decir STOP a la sobrecarga laboral que tan dramáticas consecuencias tiene para la salud del médico.

La puerta de la sanidad pública ya no es la Atención Primaria, es Urgencias y lo pagaremos muy caro. Sin una Primaria fuerte, con recursos, dignificada y cuidada, la quiebra hospitalaria está asegurada. O apostamos y reorganizamos la Primaria, o todo caerá como un castillo de naipes.

Víctimas, los pacientes, los médicos y el resto de profesionales. Todos los médicos necesitan ver a los pacientes con tiempo y a tiempo. Saben que el estrés continuo y acumulativo es un peligroso riesgo para la praxis médica, que se basa en tomar decisiones clínicas, prudentes, éticas y racionales.

No hay ratios de pacientes para un médico. Ve a todos los que acuden. Somos como el chicle que se estira y se estira. Es la llamada lasitud infinita médica.

Es descorazonador e injustas ciertas noticias sanitarias, sesgadas, que no cotejan ni contrastan la ¿información?, y con titulares demagógicos, en los que se arremete y se culpa de como funcionan las urgencias, (me refiero al excelente servicio de urgencias de Son Llatzer), a los médicos del hospital, haciéndoles responsables de tiempos de demora en la asistencia, cuando la sobrecarga y la falta de recursos, excede a su cometido. Por cierto, fue sublime la respuesta de los directivos.

Tarde, pero, quiero dejar constancia de mi apoyo y de Simebal a los magníficos profesionales, por su abnegada labor, desgraciada e injustamente, minusvalorada y no reconocida.

Hay que poner coto y límites al alto nivel de patología leve (niveles 4.5 de triaje), que desborda a las urgencias, como hacen muchos países europeos. La administración de nuevo es la que tiene que establecer la línea roja y el veto. No lo hace, por cuestiones políticas (votos). Prefieren que se hacinen en urgencias y que la sobrecarga y las quejas de los pacientes, las reciban los médicos y los profesionales.

Los médicos lo han dicho muy alto, en Urgencias se debe de apostar por la humanización, la confortabilidad y la confidencialidad. Es decir, por el estatus ético que los pacientes y los médicos merecen y que es clave para una relación médico-paciente adecuada.

No es un discurso victimista ni quejorreico, porque lo hacen médicos, que son grandes urgenciólogos, que conocen y viven el problema.

Como dice un magnífico jefe de servicio de urgencias: lo que está saturado no es Urgencias, es el hospital; el problema no está en los ingresos que se hacen desde Urgencias, sino en la falta de camas del hospital para determinados tipos de pacientes. Los servicios de urgencias (es decir, médicos y pacientes) sufren los efectos colaterales del sistema sanitario.

Los médicos y los pacientes no son responsables de la deficiente planificación sanitaria que se realiza, por eso recomiendo a los pacientes que, en sus hojas de reclamación, reclamen más medios y recursos a la administración. Gracias, colegas, por vuestro gran trabajo y dedicación.

Ya saben en derrota transitoria, pero nunca en doma.


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