Con la llegada de 2025, los ciudadanos españoles se enfrentarán a una serie de cambios económicos y fiscales que impactarán directamente en su vida cotidiana. Aunque las hipotecas experimentarán una reducción en sus costes, otros aspectos esenciales del día a día verán incrementos significativos, elevando el coste de la vida y ejerciendo una presión adicional sobre los presupuestos familiares
A partir de este mes de enero, finalizan las rebajas fiscales implementadas en 2024 para mitigar la inflación. El IVA de productos básicos como el pan, la leche, los huevos y las frutas regresa al 4 por ciento, encareciendo la cesta de la compra. Además, el IVA de la electricidad vuelve al 21 por ciento, incrementando las facturas de luz para los hogares. El precio de la bombona de butano, que en noviembre subió el 4,27 hasta los 16,61 euros, volverá a ser actualizado el segundo martes de este enero. También se prevé un incremento en las tarifas de telefonía. Asimismo, desaparecen las deducciones en el IRPF por la compra de vehículos eléctricos y por reformas energéticas en viviendas, eliminando incentivos clave para la movilidad sostenible y la eficiencia energética.
Entre las modificaciones positivas destaca la revalorización del 2,8 por ciento de las pensiones en línea con la inflación media, lo que supondrá un incremento de aproximadamente 600 euros anuales para los pensionistas con una pensión media de jubilación. Las pensiones mínimas experimentarán aumentos más significativos: un 6 por ciento en general y hasta un 9,1 por ciento para pensionistas con cónyuge a cargo. Sin embargo, este aumento podría verse neutralizado por el incremento en el costo de vida, limitando su impacto positivo en el poder adquisitivo de los jubilados.
Ajustar los presupuestos familiares, planificar las finanzas personales, prever medidas de ahorro y aplicar acciones de eficiencia energética resultarán esenciales para adaptarse al nuevo contexto económico que llega con el inicio del año
Otras notas positivas son las subvenciones al transporte público o la reducción prevista en los costes hipotecarios; una bajada en las cuotas de las hipotecas variables que aliviará la carga financiera de muchos propietarios.
No obstante, este alivio podría ser insuficiente para compensar el conjunto de incrementos en otros gastos esenciales y, sobre todo, para hacer frente al alza en los precios de compra y alquiler de viviendas, que se estima para este nuevo año entre un 7 y un 10 por ciento, dificultando aún más el acceso a la vivienda, especialmente para los jóvenes y las familias de ingresos medios y bajos.