Hay una tensa calma, como la que precede a la tormenta.
Después de un año cuya gestión ha sido “de titulares” y un “después ahí te pudras”, nuestro troskista y redentor ministro, no logra la cuota esperada de protagonismo. Es normal: La DANA primero y la riada Aldama después le han hecho comprender que lo mejor es ponerse las katiuskas y esperar que corra la mierda sentadito y que no le llegue a los tobillos.
Parece que no. Mierda hay para repartir entre seis ministerios, pero al de Cultura parece que no llega.
El Chavalote ha cumplido ampliamente las expectativas de generar ruido y distraer al personal con ocurrencias, como en esas series antiguas de la Monty Python en la BBC que sin saber porqué, de repente salía una rubia y se abría la camisa sin venir a cuento, quedándose en tetas durante dos o tres segundos: Un “Gag subliminal” que nadie entendía, pero que se recordaba.
No se me interprete mal, por favor. No estoy diciendo que nuestro ministro no se lo esté currando. Para nada. Hasta para los Gags Subliminales hace falta ingenio.
Descolonización de los museos españoles, rescribir el género museístico, erradicación de los toros, las humillantes concesiones y mentiras sobre el Galeón San José (y advierto que esto no ha terminado todavía y puede ser el mayor fiasco realizado por el IPCE por reírle las gracias a un exguerrillero), restitución de bienes aplicando la Ley de Memoria Democrática, el Estatuto del Artista… Y así unos cuantos gags que nadie entiende, pero con los que entretiene, y si cuestan dinero del Erario Público, mejor, que mejor.
Yo nunca entendí muy bien para qué está el muchacho, más allá de ocupar cuota en el gobierno y tener contenta a la Yoli, y mantener el culo caliente del Chavalote hasta la siguiente puerta giratoria, teniendo en cuenta que el verdadero ministerio de Cultura se llama Secretaría de Cultura de Presidencia, y lo dirige una sociata de toda la vida: Manuela Villa.
Parece ser que finalmente el Chavalote tendrá que arremangarse con los talochas y arreglar las goteras y bajantes de la Biblioteca Nacional, el amianto del Ministerio de Cultura, las humedades del Archivo Fotográfico y otras cosillas que también le competen, pero no acomete, no sea que se manche su impoluto traje negro.
Como decía hace unas semanas, la experiencia de enfrentarse a unas reformas con operarios rumanos, bielorrusos , polacos o ecuatorianos es una experiencia que no se la deseo ni a mi archienemigo, el malvado profesor Füssemayer, y menos al Chavalote, que como digo, me temo que han puesto ahí de florero con claveles rojos.
Al principio hablaba de tensa calma previa a la tempestad, por lo que recordando mis años en la Armada recomiendo despejar la cubierta, estibar y atrancar y echarle un par de huevos si tenemos que hacernos a la mar, o si se prefiere aguantar al muchacho hasta que lo sustituyan.
Nada sabemos todavía que van ha proponer para recuperar el patrimonio perdido en Valencia, que según me dicen mis fuentes, puede alcanzar la bonita suma de más de 1.000 perdidas histórico patrimoniales de todo tipo y de gran importancia patrimonial, cultural y emocional para el pueblo valenciano y por extensión, del español, ya que hay más de un BIC arrasado.
No sabemos en que va a quedar las ayudas ( o control) al Cine Independiente para que sea “Dependiente” y menos, que significa eso de las subvenciones de genero (Plan de Igualdad), pero él sabrá hasta donde es discriminatorio o si es sólo por hacer la pelota a las camaradas, porque supongo que después de lo del machirulo de Iñigo Errejón, los tíos del partido están mirando hasta debajo de las alfombras a ver si hay alguno más (que habrá), ya que de todos es conocido que en esto del machismo de clase, los bolcheviques son más patriarcales que Martínez el Facha.
Como digo son Gags Subliminales con definiciones que no entendería ni un sociólogo de los de antes de la Universidad Central de Barcelona, pero no por ello hay que quitarle merecimiento, que transcribir tanto onanismo mental también tiene su mérito.
Ahora lo que realmente interesa es saber quien es el tal Jefrey Sun, ya saben, el que ha comprado el Plátano de Maurizzio Cattelan por 6,5 millones de dólares.
Como parece que el Gobierno también se ha olvidado de la Isla de la Palma y que como por una bandeja de kilo de plátanos de Canarias (7 plátanos más o menos), el muchacho puede pagar 45,5 millones de dólares, tal vez los palmeros deberían ir pensando a quien solicitar subvenciones para reconstruir la isla.
Jorge Llopis Planas, Director de Pecadosdelarte.com